Hablemos de la extrema derecha

La Verdad, 05-05-2006

En Italia, la Alianza Nacional, de Fini, que absorbió al profascista Movimiento Social Italiano logró en 2001, 99 escaños y el 12% de los votos, formó coalición de gobierno con el hasta el pasado martes primer ministro Berlusconi, con Fini como vicepresidente, mientras la Liga Norte, de Bossi, consiguió 30 escaños con el 3,9% de los votos. Salvo en el Reino Unido donde el partido Nacional Británico sólo ha obtenido representación en algunos Ayuntamientos, ese resurgimiento del ultraderechismo se observa en los últimos años en Noruega, donde el Partido del Progreso, de Hagen obtuvo 26 escaños y el 14,7% de los votos en 2000; en Suiza, donde la Unión Democrática, de Blocher logró la victoria con el 28% de los votos y 55 parlamentarios en 2003. También se ha podido observar en Rusia, donde el Partido Liberal Democrático, de Zhirinovski consiguió el tercer puesto en las legislativas de 2003 con un 11,5% de los votos y 36 escaños, y en varios países de la Europa del Este con los recientes aunque limitados éxitos electorales del Partido Radical Serbio, de Seselj; del Partido de la Gran Rumania, de Vadim Tudor; del Movimiento por una Eslovaquia Democrática, de Vladimir Meciar; del Partido Cívico Democrático de la República Checa y del Fidesz de Hungría.

Hasta aquí, los resultados electorales que revelan ese resurgimiento de la extrema derecha europea en los últimos años. Pero, ¿cuáles son las causas profundas del ultranacionalismo, la xenofobia, el racismo y, a veces el integrismo religioso y moral?

Fundamentalmente el miedo. El miedo al cambio, a la pérdida de la identidad nacional, a las integraciones supranacionales, a la globalización, a las incertidumbres económicas, a la inmigración incontrolada, a las diferencias culturales, a las tensiones bélicas, al desarrollo científico y técnico. Queda ahora por ver esa excepción en el panorama europeo que es la situación de la extrema derecha en España. (Continuará).

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