El buque comenzará a navegar «en fase de pruebas» en una semana
La ONG sigue a la espera de contratar a un maquinista para tener completa la tripulación del antiguo pesquero rehabilitado
Diario Vasco, , 05-11-2018«El barco está listo para salvar vidas». Iñigo Mijangos, presidente de Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), ha pronunciado esta frase innumerables veces en los últimos meses. Sin embargo, las trabas burocráticas están haciendo que ese objetivo por el que esta ONG guipuzcoana se hizo con el ‘Aita Mari’ en el pasado mes de mayo no se pueda materializar. Porque el pesquero que durante años navegó por la costa vasca en busca de las mejores piezas de pescados sigue amarrado en las aguas del puerto de Pasaia. Renovado, adecentado, preparado para su nuevo cometido y con una tripulación que está deseando ayudar a todos aquellos que se juegan la vida en aguas del Mediterráneo.
A falta del permiso que debe llegar desde la Marina Mercante de Madrid, la ONG sigue buscando un maquinista que complete la tripulación. Tras la convocatoria pública realizada por SMH, «han llegado candidatos pero seguimos a la espera de encontrar la mejor opción» para ocupar un puesto clave en este proyecto. La persona elegida deberá ser un «maquinista con experiencia suficiente en el cargo» y con vocación de sumarse a un proyecto que podría tener una duración de un año. El puesto está remunerado.
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El ‘Aita Mari’ necesita contar de forma estable con un maquinista que garantice el relevo de las dos tripulaciones que se turnarán cada mes y medio. Los equipos están compuestos por un patrón, un primer oficial, el maquinista y dos marineros. A falta de permiso para zarpar y acudir al Mediterráneo, Mijangos confirma a este periódico que el ‘Aita Mari’ sí tiene luz verde – «de manera puntual»- para navegar «en fase de pruebas» por la costa guipuzcoana. La ONG espera que en el plazo «de una o dos semanas» puedan comenzar con estas salidas, que «quizás pueden llegar hasta la costa vizcaína».
«Recuperar la dignidad»
El ‘Aita Mari’ ya no es desde luego el barco arrantzale que fue. Sus aparejos y redes dejaron hace meses el protagonismo a todos los elementos que deben hacer que las personas rescatadas en alta mar «recuperen la dignidad de volver a ser personas», dicen desde la oenegé. Se refieren a las dos duchas y dos baños instalados en el barco. Especialmente orgullosos se muestran los miembros de Salvamento Marítimo Humanitario con la reconversión de la antigua bodega de pesca, ahora acondicionada para las mujeres y los niños rescatados del mar. Hará las veces de «semiguardería» y por ello ha sido pintada con un mural colorido con motivos animales.
No son los único cambios que hay en el barco. En el espacio antes reservado para el pescado hay ahora dos lanchas neumáticas y una cocina con acceso directo a la proa, «que es donde se ubicarán los hombres rescatados». La embarcación cuenta con un espacio para 150 personas pero no podrá navegar con ellas más de tres días. Lo que está por determinar es quién les dará permiso y dónde para llevar a las personas rescatadas a tierra.
Tiene capacidad para albergar a 150 personas, balsas salvavidas, material sanitario, ducha y baños
Dispondrá de un sistema de grabación para que «nadie nos acuse de tráfico de personas»
También han pensado los responsable de Salvamento Marítimo Humanitario en los rescatados que necesiten asistencia sanitaria de primera mano. Para ello, el buque guipuzcoano ha montado una enfermería con dos camillas, una de ellas articulada, material médico de asistencia, desfibriladores, máquinas de oxígeno y un botiquín completo. Asimismo han aumentado a siete las balsas salvavidas, con capacidad para 100 personas y se ha facilitado el acceso al barco desde el mar con una abertura a cada lado. Por último, se va a crear un sistema de grabación continua de todas las conversaciones del buque «para que queden registradas y nadie nos pueda acusar de tráfico de personas», dejan claro.
Este proyecto solidario, que ofrecerá también asistencia sanitaria durante su estancia en puerto, ha contado con la aportación de 400.000 euros por parte del Gobierno Vasco.
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