«Un franco, 14 pesetas», o cuando nos tocó emigrar
La comedia dramática, de corte autobiográfico, supone el debut en la
La Razón, 05-05-2006Carlos Iglesias está doblemente emocionado. Primero, porque tras triunfar
en la televisión («Esta noche cruzamos el Missisipi», «Manos a la obra») y
en el teatro («Arte») debuta ahora como director con «Un franco, 14
pesetas». Y segundo, porque lo hace con una historia muy personal, que no
es otra que la de su propia familia. Aunque bien podría ser la de tantos
españoles que en la década de los sesenta decidieron buscar fuera lo que
no encontraban en casa. Como Martín (Iglesias) y Marcos (Javier
Gutiérrez), dos operarios de una fábrica que, tras perder su empleo,
viajan hasta la próspera Suiza para emprender una nueva vida. Pese a la
barrera idiomática, la libertad que reina allí les seduce hasta el punto
de olvidarse de que dejan familia en España. Por ello, la llegada de Pilar
(Nieve de Medina), la esposa de Martín, y su hijo Pablo al país helvético
supondrá una nueva prueba de su capacidad de adaptación.
memoria histórica
Motivos sentimentales aparte,
una de las razones de Carlos Iglesias para emprender el proyecto fue «no
perder la memoria histórica, porque en los años sesenta la inmigración fue
de cuatro millones de personas. Y ahora, teniendo en cuenta la gran
cantidad de inmigrantes que llegan a nuestro país, creí que era un buen
momento».
De hecho, además de sus recuerdos y de las
conversaciones con su padre, Iglesias se entrevistó con sesenta familias
que vivieron una situación similar. «Todas tenían la certeza de haber
ganado el mismo dinero que una familia suiza, algo que no pueden decir
ahora los inmigrantes en España, y de haber vivido en una vivienda
equiparable. Pero si hubo cuatro millones que se fueron, puede haber
cuatro millones de historias. Eso sí, nadie les regaló nada», dice. Por
ello, no es de extrañar que recuerde esos años como los más felices de su
infancia. «Me dieron una educación excelente. Cuando llegué al colegio,
dije que los niños nacían por el ombligo y mis compañeros se rieron. La
profesora se entrevistó con mi padre y le avisó de que, o me lo contaba
él, o me lo contaba ella…».
El actor que diera vida a
Sancho en «El caballero Don Quijote» ha pasado de ser escudero a primer
espada. Y eso que «Un franco, catorce pesetas» era inicialmente un
proyecto pensado para la televisión. «Iba a ser una miniserie de tres
capítulos. Sin embargo, TVE decidió apostar por Operación triunfo. El
productor Eduardo Campoy fue el culpable de que me metiera a director,
pese a que sólo tenía experiencia televisiva. Pensaba que era un proyecto
con mucha alma, y que era mejor que fuera yo el que me pusiera tras las
cámaras». De momento, una «tremenda» acogida en el Festival de Málaga ha
provocado que a Carlos Iglesias le haya picado el bicho del celuloide. «Me
siento como el tigre que, tras comer ciervo, prueba la carne humana y ya
no la suelta. Pero ahora quiero disfrutar de festivales como los de
Toronto y Miami, donde nos han invitado. Tras un parto tan duro, me daría
pena olvidarme ya del niño», bromea. Tras el visto bueno del público, le
queda la aprobación de un espectador muy especial: su propio padre, al que
Iglesias encarna en pantalla. «Verá la película en la prèmiere de
Madrid. El sabe qué partes me interesaba narrar. Sería extraño que no le
gustara…».
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