TIROTEOS

Un pistolero causa 11 muertos en una sinagoga de Pittsburgh en pleno rezo

El tiroteo deja seis heridos al margen del atacante, cuatro de ellos policías

El País, Amanda Mars, 27-10-2018

Pasada la una de la tarde (hora local, siete de la tarde hora peninsular española) fuentes de la investigación citadas por AP identificaron al detenido como Robert Bowers, de 46 años, pero las autoridades no explicaron sus motivaciones.

El sospechoso había sido descrito por testigos como un varón blanco que entró en la sinagoga sobre las 9.45 de la mañana (hora de la costa Este estadounidense) y empezó a disparar de forma indiscriminada al grito de “todos los judíos deben morir”, según informó la cadena CBS y su socio local KDKA. “Se estaban celebrando servicios en la capilla cuando oímos un ruido muy fuerte en la zona del vestíbulo”, explicó Stephen Weiss, de 60 años, al periódico local Tribune – Review. La sinagoga, con capacidad para más de un millar de personas, se encuentra a unos 10 minutos del centro de Pittsburgh, en un barrio de clase media llamado Squirrel Hill donde reside un gran número de miembros de la comunidad judía que quedó en estado shock. Todos los vecinos fueron llamados a permanecer en casa. El tirador se atrincheró en la sinagoga e intercambió disparos con la policía, pero acabó entregándose, según explicó Erika Strassburger, concejal de distrito.

En un evento con granjeros en Indianápolis, Trump calificó el tiroteo de un “acto antisemita”. “No pensaría que esto podría ocurrir”, dijo. “Condenamos el antisemitismo y cualquier otra forma de mal. Nos juntamos como un solo pueblo estadounidense”.

“Los sucesos en Pittsburgh son bastante más devastadores de lo que parecía en un principio. He hablado con el alcalde y el gobernador para informales de que el Gobierno está y estará a su lado todo el tiempo”, había escrito antes Trump en su cuenta de Twitter. Antes de partir hacia Indiana, se digirió a la prensa para defender la pena de muerte ante situaciones como esta. “Deberíamos trabajar en reforzar las leyes relacionadas con la pena de muerte”, dijo el presidente de EE UU, y añadió: “Cualquiera que haga algo así a personas inocentes que están en un templo o en la iglesia debería pagar el máximo precio por ello”.

Trump también recalcó su postura habitual ante tiroteos masivos como el de este sábado y es que el fácil acceso a las armas que tienen los ciudadanos en EE UU no es responsable de estos sucesos. Al revés, resaltó el hecho de que las víctimas no estaban protegidas. “Quizá las cosas hubieran sido distintas si hubiera habido alguien armado”, subrayó. “Ver este tipo de tiroteos desde hace tantos años es una pena”. “Es algo terrible, terrible, lo que está pasando en nuestro país con el odio. Hay que hacer algo”, añadió.

El tiroteo supone otra sacudida en la campaña de las elecciones legislativas que EE UU celebra el 6 de noviembre y que están marcadas por la polarización política y social en el país. El ataque de Pittsburgh tuvo lugar al día siguiente de que la policía detuviera al sospechoso de haber enviado alrededor de una docena de paquetes bomba a destacados demócratas y otras personalidades detestadas por la ultraderecha estadounidense.

La matanza de Pittsburgh encendió las alertas por el auge del antisemitismo. La policía de Nueva York ordenó desplegar agentes para vigilar los centros judíos y las sinagogas en la ciudad. Los judíos son año tras año el grupo religioso más castigado en los crímenes de odio, según las estadísticas que elabora el FBI. El último informe, de noviembre de 2017, señaló que los judíos sufrieron más de la mitad de los delitos del año anterior relacionados con la religión. Otro estudio, de mayo pasado, realizado por el Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo en la Universidad de California, señaló que los judíos sufrieron el 19% de todos los crímenes de odio contabilizados en 2017.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se declaró desolado por el suceso y expresó la solidaridad de todo Israel con la comunidad judía de Pittsburgh. El gobernador del Estado de Pensilvania, Tom Wolf, calificó el suceso de “tragedia absoluta”. “Mis pensamientos ahora mismo están con las víctimas, sus familias y en asegurar que las fuerzas del orden disponen de todos los recursos que necesitan”, dijo

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