El billonario británico, Sir Phill Green, propietario entre otros negocios de la cadena de tiendas Topshop y amigo de modelos como, Kate Moss, Naomi Campbell y Cara Delevingne, ha sido identificado en el Parlamento como el hombre de negocios acusado de acoso sexual y abusos racistas, cuyo nombre no podía ser divulgado. El pasado martes el Daily Telegraph había publicado un artículo sobre los atropellos cometidos contra varios de sus empleados, por un famoso empresario de 66 años, cuyos abogados impidieron en los tribunales que el diario publicara su identidad. La prohibición sigue en pie, pero en la Cámara de los Lores, el exministro, Peter Hain, acogiéndose a los privilegios parlamentarios de libertad de expresión, la divulgó el jueves, por considerar que ese era su deber, dadas, “las serias y repetidas alegaciones” que pesan contra Green y porque la historia es “claramente de interés público”.

El Telegraph asegura haber investigado durante ocho meses las alegaciones contra el empresario, durante los cuales entrevistó a cinco de las víctimas, que en su día recibieron “sumas substanciales”, a cambio de firmar un acuerdo secreto de confidencialidad que les impedía legalmente contar lo sucedido. Esa mordaza judicial, que se pueden permitir los muy ricos, para encubrir incluso delitos, fue cuestionada esta semana por la primera ministra, al ser preguntada por el caso del Telegraph en la Cámara de los Comunes. Theresa May prometió que se revisará este tipo de acuerdos para dejar claro cuándo no se pueden emplear.

Green, uno de los hombres más ricos del Reino Unido, patrono del grupo Arcadia, es una figura muy controvertida. Modelos, actrices y miembros de la realeza, son invitados habituales de sus ostentosas fiestas y del gigantesco yate, Lionheart, valorado en más de cien millones de euros, con el que surca las aguas del Mediterráneo. Él y su esposa viven entre el Reino Unido y Mónaco por motivos fiscales. Galardonado con el título de Sir por la Reina, en el 2016 fue acusado de representar, “la cara inaceptable del capitalismo”, después de liquidar una de sus cadenas de tiendas, BHS, con la pérdida de 11.000 empleos, dejando además un agujero de 650 millones de euros en el fondo de pensiones de los trabajadores. Un dinero, con el que, según la investigación de los diputados, financió en parte su vida a todo tren.