Alemania. Ultraderecha (Análisis)
Un año de AfD en Bundestag: polarización, agresividad y éxitos electorales
La Vanguardia, , 25-10-2018Berlín, 24 oct (EFE).- El ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) cumple hoy un año en el Bundestag (Cámara Baja) sumando éxitos a nivel regional y polarizando y agriando el debate público hasta cotas desconocidas, mientras el resto de partidos coincide en la necesidad de combatirlos pero no en cómo plantarles cara.
Este domingo, cuando cierren los colegios electorales en el estado federado de Hesse, AfD logrará irrumpir con su discurso nacionalista y xenófobo en el único parlamento regional de Alemania en el que aún no tenía presencia, según los pronósticos de las últimas encuestas, que le otorgan entre un 12 y un 13 % de los votos.
Este hito llega en un momento dulce para la formación, a la que los sondeos a nivel nacional estiman una intención de voto de entre el 15 y el 18 %, lo que en algunos casos la sitúa virtualmente como segunda fuerza en Alemania, tan sólo por detrás del bloque conservador de la canciller Angela Merkel, y por delante de los erosionados socialdemócratas y los pujantes verdes.
Su irrupción en el Bundestag tras obtener en las generales de 2017 un 12,6 % de los votos ha tenido pocos efectos prácticos, pues AfD sigue detrás del cordón sanitario impuesto por las demás fuerzas y las 14 propuestas de ley que ha presentado han sido rechazadas.
Sin embargo, su presencia ha enturbiado enormemente los debates parlamentarios, que se han vuelto más broncos y agresivos, con dardos cruzados desde y hacia la bancada de AfD, y con una fuerte tendencia de sus diputados a ligar cualquier asunto a la cuestión migratoria.
El presidente de AfD, Alexander Gauland, dio el pistoletazo de salida de ese nuevo discurso político en Alemania cuando tras las elecciones generales habló de que su partido se proponía “cazar a Merkel”.
Él fue el mismo que, atizando la polémica, relativizó el nacionalsocialismo, diciendo que era una “cagarruta de pájaro” en la “exitosa” historia alemana, quien dijo que nadie quería tener como vecino al internacional alemán Jérôme Boateng, de padre ghanés, y quien llamó a estar orgullosos del rendimiento de los soldados del III Reich.
Las respuestas del resto de partidos también han ido elevando el tono, como la del diputado socialdemócrata Martin Schulz, expresidente del Parlamento Europeo (PE), quien recientemente aseguró que Gauland, con su discurso, pertenecía al “estercolero de la historia”, provocando tantos aplausos como críticas.
El resto de partidos, de los conservadores de Merkel a La Izquierda, coinciden en que hay que combatir a la ultraderecha en el Bundestag. Pero poco más.
Algunos dentro del bloque conservador de la canciller han tratado de virar hacia la derecha para cerrarles el hueco, pero los resultados en las recientes elecciones bávaras, donde su campaña se orquestó en esa dirección, ponen en duda la validez de esta estrategia.
Por su parte, el politólogo izquierdista Christoph Butterwegge argumenta en su nuevo libro sobre AfD, “Populistas de derechas en el Parlamento”, que su auge está directamente ligado a cuestiones económicas, a la precarización de la clase media, cuestión que se alimentan de posos racistas en ciertos sectores de la sociedad.
Pero desde el centro-derecha se pone el énfasis en la inmigración, como hizo hoy el presidente del Partido Liberal, (FDP), Christian Lindner, que apostó por arrebatarles cuanto antes esta baza a los ultraderechistas.
“La inmigración es su tema y debe ser resuelto”, aseguró.
El consenso es en todo caso mayor en torno a la necesidad de no caer en el juego de la polarización, porque beneficia a AfD.
“Se debe hablar con AfD, pero no como ellos hablan. No con sus conceptos” ni perspectivas, consideró Butterwegge hoy en la presentación de su libro.
Dietmar Bartsch, jefe del grupo parlamentario de La Izquierda, aseguró también hoy que es “tarea” del resto de partidos políticos “llevar la controversia a otro nivel cultural”.EFE
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