GALICIA TIENE, por fin, un equipo ciclista profesional. Lo curioso es que su principal patrocinador no es una empresa gallega de toda la vida ni presume de serlo, aunque lo tenga a gala.

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La aportación de la constructora Valery Karpin S.?L. hará posible que los gallegos animemos a un grupo de esforzados deportistas que lucirán la enseña del país y percibirán un salario por obra de un inmigrante ruso que optó por invertir en Galicia los dividendos obtenidos durante años de dar patadas al balón en el primer club de fútbol de Vigo.

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Después de haber colgado las botas, el señor Karpin pudo muy bien haber multiplicado sus ganancias invirtiendo en su país lo que se había embolsado en el nuestro, sabiendo como sabe que allí engordar fortuna podría resultarle más fácil. Sin embargo, el inmigrante Karpin ha preferido someterse a las severas leyes de un país comunitario para gobernar la nave de sus negocios y corresponder a la riqueza y al engrandecimiento de la tierra que lo acogió. Bienvenido, ciudadano Karpin.