Ensenyament propone la inmersión lingüística plurilingüe

Tan solo el 21% de los docentes públicos puede dar una clase de su materia en inglés

El Periodico, Carmen Jané, 23-10-2018

Si las escuelas catalanas hace tiempo que no son solo el elemento integrador de los castellanoparlantes en la sociedad catalana, el inglés tiene cada vez más papel en el mercado laboral y hay alumnos de hasta 150 nacionalidades, igual hay que plantearse la inmersión lingüística tal como se conocía hasta ahora y proponer que se incluyan más lenguas en la escuela. Es la propuesta de la Conselleria de Ensenyament que este martes presentó un documento que quiere ser el nuevo marco teórico para “un modelo de educación plurilingüe e intercultural”.

La propuesta, todavía sin definir en plazos y recursos, propone seguir utilizando el catalán como “lengua vehicular”, instrumento para “todos los usos del centro, incluso con refuerzo porque en la sociedad sigue estando en desventaja”, según anunció Mònica Pereña, subdirectora general de lengua y plurilingüismo de la Generalitat.

Y a partir de ahí, persigue que el castellano se mantenga en la escuela a niveles actuales porque es lengua oficial y en los exámenes de competencias básicas de la Generalitat es comparable, afirman, a niveles similares a los del resto del Estado. Y que el inglés, que el 99% de los centros tiene como primera lengua extranjera, se refuerce.

El documento propone que los alumnos adquieran al final de la educación obligatoria (ESO) un nivel en catalán y castellano de B2 (hablante fluido) y un nivel umbral B1 (competencia básica) en al menos una lengua extranjera. Y al acabar la educación postobligatoria, que el alumno tenga ya un C1 (avanzado) en las lenguas oficiales y un B2 en las extranjeras. Quedaría el C2, que sería un nivel de filología y, por tanto, universitario.

Pero lo novedoso del texto es que también quiere incluir en la escuela lenguas que sí forman parte del día a día de muchos alumnos como el árabe, el chino, el rumano o cualquier otra. Propone que no se prohíban en clase y que se traten con respeto y con espacios dedicados en los centros porque eso mejora la integración de los alumnos y su pertenencia a una comunidad.

“Queremos que se vean como una riqueza que muestra la diversidad y la voluntad de integración de Catalunya”, dijo el vicepresidente del Govern, Pere Aragonés, que cerró el acto, parte conferencia parte espectáculo, que organizó Ensenyament en el Palau de la Música ante unas 450 personas de la comunidad educativa y del cuerpo consular en Catalunya.

Para el titular de Ensenyament, el filólogo Josep Bargalló, el modelo propuesto se apoya en la evidencia neurocientífica, en el marco de las tecnologías de la información y la comunicación, en “los cambios en la formación que reclama el mercado laboral” y en “el marco lingüístico que propone el Consejo de Europa”. “Tenemos que poder argumentar, negociar y explicar nuestro conocimiento a otros”, dijo, y reflejar “una sociedad multilingüe y cohesionada, que construya el éxito del alumno social, personal y profesional, y que evite el fracaso escolar y el abandono prematuro”.

El proyecto obliga a cambiar muchas dinámicas en los centros educativos. Por ejemplo, que los profesores de lenguas extranjeras se coordinen con los de materias como Matemáticas, Ciencias o Sociales para ir todos al mismo tiempo. Lo ejemplificaba Neus Sanmartí, profesora emérita de la UAB, cuando ponía el ejemplo de una docente que dice que enseñar ciencias en inglés es solo aprender vocabulario y no deducir o razonar, porque a en bachillerato a los alumnos aún no les han enseñado cómo usar las estructuras lingüísticas del razonamiento en inglés.

También la realidad es tozuda. Según datos de la propia ‘conselleria’, de los 81.842 profesores que hay en Catalunya en la enseñanza pública (entre funcionarios, interinos, profesores de religión y contratados administrativos), tan solo 12.638 tienen una titulación B2 de competencia lingüística en inglés, que se considera el nivel mínimo para poder dar al menos clase de otra materia en esa lengua; 3.464 tienen una acreditación superior C1 (avanzado, para entendernos) y 951 la tienen a nivel de un hablante nativo (C2). Es decir, en total, solo el 21% (17.053 docentes) está capacitado para dar clases en inglés. Y según los docentes, con esas capacitaciones no está claro que se pueda dar clase. “Para transmitir el entusiasmo por una materia, hay que hacerlo en tu lengua”, comentaba Ramon Font, portavoz de Ustec, asistente al acto.

El empeño de la Generalitat por impartir clases en inglés viene ya desde el cambio de exigencias en la contratación pública que hizo en el 2014 la ‘consellera’ Irene Rigau. A los nuevos docentes funcionarios se les exige que acrediten al menos un nivel B2 de una lengua extranjera (inglés, francés, alemán o italiano) para acceder a la plaza, mientras que a los ya contratados se les mantienen los derechos adquiridos.

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