Bannon en Bruselas
La Vanguardia, , 14-10-2018El diario Le Figaro tituló esta semana: “Populismos, la inquietante campaña europea de Steve Bannon”. El rotativo, que entrevistaba al estratega electoral de Donald Trump, llevaba su editorial a la portada advirtiendo que la intención del personaje era federar todos los partidos euroescépticos para dar la batalla en las elecciones europeas. Bannon ha abierto despacho en Bruselas y se ha entrevistado con el primer ministro polaco, pero también con la dirección de la Agrupación Nacional francesa o de la Liga italiana. Defensor del nacionalismo más reaccionario, intenta romper la UE en un momento en que el populismo parece un viento huracanado que da la vuelta al planeta, de EE.UU. a Filipinas, pasando por Brasil, Polonia o Italia. Bannon ha cruzado el Atlántico para aprovecharse del miedo de las clases medias castigadas por la crisis, para denunciar la traición de las élites y para advertir de los peligros de la inmigración. En definitiva, para debilitar aún más el sistema y ponerse al frente de una Internacional populista europea.
Steve Bannon fue el hombre que hizo presidente a Donald Trump, pero acabó despedido como asesor –él siempre ha dicho que presentó la renuncia– porque, según el presidente de Estados Unidos, perdió la razón. En realidad, en poco más de seis meses, se ganó la enemistad de los colaboradores de Trump, incluida su familia, al tiempo que su pensamiento racista y antisemita escandalizaba al propio Partido Republicano. En cualquier caso, no engañó a nadie este exbanquero de inversión, pues su web Breitbart News refleja su pensamiento de extrema derecha. Su despido como consejero presidencial tuvo costes, ya que llegó a declarar que el intelecto de Trump era el de un niño de 11 años, que su yerno Jared Kushner era el cerebro de todos los errores y que su hija era más tonta que un ladrillo. Para Bannon, la Casa Blanca es historia, aunque debilitando –o rompiendo– Europa haría un último favor a su exjefe.
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