El SOS latino

La Verdad, 03-05-2006

El calado de la gran jornada de protesta de los sin papeles en los Estados Unidos (unos 12 millones, de los que un 70% hispanos y, de estos, la mitad mexicanos) es confuso y difícil de insertar en el orden político – social: el lunes pararon talleres, los niños no fueron al cole y hubo manifestaciones por doquier, con dos muy grandes en Los Ángeles y Chicago pero solo un millón de los concernidos participó al parecer y es dudoso que el proceso legislativo se vea afectado.

En Los Ángeles, los manifestantes siguieron la práctica consigna del alcalde Villaraigosa, que pidió ondear solo banderas norteamericanas. Era el mensaje estricto de que el gran vientre integrador de inmigrantes que son los Estados Unidos presupone la aceptación explícita de que se será norteamericano, de lealtad acrisolada, aunque se haya nacido lejos.

Esa condición tácita no es discutida por la mayoría que, en efecto, desea su conversión en ciudadanos de pleno derecho y sabe que sus hijos y nietos ya serán angloparlantes y estarán integrados como el que más. Incluso aunque ese fenómeno, con la baratura y rapidez de la comunicación aérea, se ha debilitado algo por los viajes incesantes al feudo familiar y nacional de origen.

Los sin papeles quieren papeles, sin más, sin otra pretensión. Cuando el director mexicano Sergio Arau firmó su película A day without a Mexican (un día sin mexicanos) no sabía que daba nombre a un naciente movimiento que cambió el adjetivo mexicano por el sustantivo inmigrantes, pero acertó del todo en tema, desarrollo y, tal vez, desenlace.

El día sin inmigrantes fue más un SOS que una protesta. Algunos observadores pro – inmigrantes creen que la jornada fue un error en el sentido de que desató la furia de sus adversarios, que no están todos en la derecha republicana. La familia Bush, tejana, tiene fama de tolerante y práctica, de fronteriza, y el propio presidente clama sin éxito contra medidas muy radicales y busca una vía media (permisos temporales para muchos, una especie de prueba) y defiende su papel en la economía.

La ley en preparación, como el muro de más de mil kilómetros que será construido en la frontera sur con México, no se verán afectados por la gran protesta. El Senado podría alterarla y en un año electoral hay posiciones muy variadas y polivalentes, pero es casi seguro que no se parará, por desgracia, la criminalización de los irregulares como tampoco que seguirán llegando, como sucede en España, en masa y tranquilamente: casi la mitad de los sin papeles lo hicieron con visado y en avión

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