El Parlamento francés inicia el debate de una nueva ley de inmigración más restrictiva
La Vanguardia, 03-05-2006. – Francia quiere escoger su inmigración. Éste es el principio de partida del nuevo proyecto de ley de Inmigración que ayer empezó a debatir la Asamblea Nacional francesa. El ministro de Interior, Nicolas Sarkozy – que ha hecho de este texto su proyecto bandera – , defendió con apasionamiento la necesidad de adecuar la entrada legal de inmigrantes a las necesidades económicas y las posibilidades de acogida del país. Esto es, seleccionarlos. “En una democracia, la inmigración no es una cuestión tabú”, dijo.
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La ley, de carácter claramente restrictivo, ha sido furiosamente criticada por las organizaciones sociales y la oposición de izquierdas – el Partido Socialista pidió ayer formalmente su retirada – . Y ha recibido también la censura del Consejo de Iglesias Cristianas y de los obispos católicos, para quienes el texto estigmatiza a los extranjeros y no tiene en cuenta la realidad humana.
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“Francia tiene derecho a escoger su inmigración, con la misma legitimidad con la que algunos llaman al ministro de Interior para que desaloje a los sin papeles que han ocupado sus iglesias”, respondió ayer – no sin cierta irritación – Sarkozy a las críticas eclesiásticas. El primer ministro, Dominique de Villepin, recibió el sábado en el palacio de Matignon al cardenal Pierre Ricard, presidente de la Conferencia de Obispos de Francia, y al pastor Jean – Arnold de Clermont, presidente de la Federación Protestante, para intentar suavizar este rechazo.
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El ministro de Interior defendió la nueva ley como “firme, justa y equilibrada”, mientras criticaba severamente tanto el “peligroso mito” de la inmigración cero que postula la ultraderecha como las regularizaciones masivas de sin papeles hechas en países como España y que también propugna la izquierda francesa. Sarkozy defendió con la misma contundencia la necesidad de favorecer la integración de los inmigrantes legales y la de expulsar sin miramientos a los irregulares.
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La nueva ley prevé fomentar la concesión de permisos de residencia de tres años renovables a personas de alta cualificación – profesionales, científicos, artistas, deportistas de elite – y seleccionar a los trabajadores no cualificados en función de las demandas del mercado laboral. Los estudiantes también tendrán permisos especiales, pero deberán asumir el compromiso de regresar luego a su país de origen.
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Para obtener la residencia, los inmigrantes deberán firmar una especie de contrato en el que se comprometan Los inmigrantes deberán comprometerse a aprender la lengua francesa y a respetar las leyes y los valores republicanos a aprender la lengua francesa y a respetar las leyes y valores republicanos. Su incumplimiento será razón suficiente para la expulsión.
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Las condiciones del reagrupamiento familiar – principal fuente de entrada de inmigrantes actualmente en Francia – serán más restrictivas. Así, el plazo de residencia legal para poder pedir el reagrupamiento pasará de 12 a 18 meses, y se deberá acreditar que se dispone de suficientes recursos propios y un mínimo espacio en la vivienda para el alojamiento de los familiares. La obtención automática del permiso de residencia tras diez años ininterrumpidos en Francia se suprime, y se imponen también nuevos requisitos para los matrimonios mixtos, para evitar bodas de conveniencia.
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