«No hay por qué esconderse, cualquiera puede acabar en la calle»

Los retratos de 27 usuarios de centros de Emaús se exponen desde ayer en el pasadizo de Egia de Donostia

Diario Vasco, AIENDE S. JIMÉNEZSAN SEBASTIÁN., 04-10-2018

Si durante los próximos días camina por el pasadizo de Egia de Donostia, ese que parte desde Tabakalera hasta el puente de María Cristina, notará que hay ojos que le observan a ambos lados del túnel. No pase de largo, porque esas miradas tienen algo que decirle. Que sus dueños ya no tienen miedo a mostrarse tal y como son, que no se avergüenzan de su realidad. Son los rostros de 27 usuarios de centros de Emaús, que se han prestado a ser retratados para una exposición fotográfica que busca visibilizar la exclusión social en Gipuzkoa.

‘Miradas’ es título de esta muestra que desde ayer decora las paredes del pasadizo. La exposición, que estará visible hasta el próximo 11 de octubre, pretende dar a conocer las diferentes realidades sociales que existen en el territorio a través de sus protagonistas y contribuir así a la transformación de la sociedad, para que esta se vuelva más inclusiva y solidaria.

Los 27 rostros que forman parte de esta exposición han sido valientes. Cuando una persona, por diferentes circunstancias, se encuentra en situación de exclusión social, tiende a esconder esa realidad. El miedo al rechazo y al juicio de la sociedad, la vergüenza… son razones que pesan demasiado sobre sus hombros.

Hace tiempo que Iñaki Huici se quitó esa losa de encima. Sobre su silla de ruedas circula por el pasadizo, orgulloso del resultado de un proyecto del que ha formado parte. «No me da vergüenza que la gente vea mi foto. Hace años que me quité todas las máscaras y ya no me cuesta mostrarme como soy», afirma este donostiarra que en pocos meses cumplirá los 60. Iñaki entró el año pasado a vivir en el centro de Munto, empujado por las consecuencias que la crisis económica trajo a su vida. «Tenía una empresa que quebró, y tuve que vender mi casa al banco porque no podía pagarla», cuenta. «Me pasó a mí, pero lo cierto es que nadie está exento de verse en una situación de exclusión social como la de las personas que salen en estas fotos», señala.

Iñaki cree además que la muestra puede contribuir a eliminar los estigmas sociales que existen hacia determinados colectivos y a que la gente empatice con ellos. «No queremos ser invisibles, así que no hay por qué esconderse. A todas aquellas personas que estén en una situación complicada les diría que no tengan miedo y que salgan del armario», anima el donostiarra.

Como Iñaki, algunos de los modelos de estos retratos se acercaron ayer a la inauguración para conocer el resultado. «Te hace sentir importante, que eres parte de algo grande», afirmaba Esteban Garaialde mientras observaba su fotografía. Este pasaitarra de 53 años reside desde hace dos en el centro que la Fundación Emaús tiene en Munto, en el barrio de Aiete. Perdió a su familia y acabó viviendo en la calle. «Te toca y no tienes más opción que apechugar. Mis circunstancias me han llevado hasta aquí y lo asumo», señala Esteban.

El objetivo de la exposición es que los ciudadanos pongan cara a las personas que están atravesando un mal momento en sus vidas, pero también que estas pierdan el miedo a mostrarse ante la sociedad. «Verme ahí, en una foto tan grande, me hace sentir especial y me sirve para querer potenciar mis virtudes por encima de los defectos», asegura el pasaitarra.
Unos guipuzcoanos más

La idea de crear esta exposición surgió de un proyecto de Emaús para realizar talleres de autorretatos entre sus usuarios, con el fin de que cada uno reflexionara sobre sí mismo y sobre lo que quiere enseñar al resto del mundo. Visto el éxito que tuvo dicha iniciativa, se planteó la posibilidad de mostrar ese trabajo en una muestra fotográfica. «Fueron los propios usuarios quienes decidieron que querían que se expusiera aquí, en un espacio público de paso donde mucha gente les pudiera encontrar», cuenta Maider Sagredo, coordinadora de la exposición y educadora de Emaús.

Asimismo, pactaron lo que querían transmitir con sus retratos al resto de la ciudadanía y eligieron la pose y el gesto que creen que transmite mejor su personalidad. «Quieren decir que son guipuzcoanos como el resto, y como tales se dejan ver», explica Sagredo. El título, ‘Miradas’, pretende ser un juego entre las distintas miradas que muestras los retratos y el cruce de miradas que se produce entre ellos y las personas que atraviesan el pasadizo de Egia.

«Verme ahí me hace sentir importante y que quiera potenciar más mis virtudes que mis defectos» Esteban Garaialde | Pasaitarra, 53 años

«Hace tiempo que me quité todas las máscaras y ya no me cuesta mostrarme como soy» Iñaki Huici | Donostiarra, 59 años

«Cobraba la RGI y tuve que dormir en la calle. La vida te da muchas lecciones y hay que aprender de ellas» Moustafa Bounoua | Marroquí, 34 años

En las fotografías, se ven caras jóvenes, otras curtidas por la edad, sonrientes y también serias. Detrás de cada una de ellas hay una historia llena de altibajos, aunque con muchos más bajos que altos. Una de ellas es la de Moustafa Bounoua, marroquí de 34 años. Lleva varios años viviendo en Gipuzkoa, algunos de ellos en la calle. Confiesa que vivió una separación «tormentosa» de su pareja y que las circunstancias le obligaron a mendigar. «Cobraba la RGI y pasé por varios recursos sociales en Gros y también en Ordizia. En enero llegué al centro que Emaús tiene en Uba, en Donostia, y soy muy feliz», asegura.

En su retrato aparece con gafas de sol y muy sonriente. «Transmite seguridad, veo que ese chico tiene el poder de ayudar a otras personas», afirma. Como han hecho con él. «La vida te enseña mucho y hay que aprender de las lecciones que te da por el camino. Te aseguro que el Moustafa de hace dos años no se parece en nada al de hoy en día».
Una labor desconocida

Si bien la Fundación Social de Emaús lleva más de 38 años trabajando en el abordaje del fenómeno de la exclusión social, poco se conoce sobre la labor que se realiza en sus centros residenciales, donde viven personas como las que protagonizan esta exposición. Una pequeña muestra de todo el colectivo que sufre exclusión en Gipuzkoa, donde si bien la desigualdad social se ha reducido en los últimos años, los casos más graves de pobreza severa se están cronificando. De hecho, la última encuesta de Condiciones de Vida realizada por el INE sitúa a una décima parte de la población vasca en la tasa de riesgo de pobreza.

Es cierto que esa bolsa de pobreza se ha ido reduciendo tras la crisis económica. Entre 2014 y 2016, 11.200 guipuzcoanos lograron superar las penurias económicas, un dato extraído de la Encuesta de Pobreza y Desigualdades que realiza el Gobierno Vasco.

Otro indicador a tener en cuenta es el de las personas que perciben la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), la principal ayuda social para luchar contra la pobreza en Euskadi. Según los últimos datos publicados por Lanbide, en Gipuzkoa hay 13.200 personas que necesitan de ese ingreso mensual para cubrir las necesidades más básicas. Si bien las cifras están bajando mes a mes, lo hacen a un ritmo todavía muy lento que no alcanza todavía al escenario anterior a la crisis.

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