De Auschwitz al Mediterráneo
Nueve estudiantes de la UPV visitaron el campo deconcentración para identificar las similitudes o las diferenciasde aquel hecho con la actualidad y determinar qué llevó a unasociedad como la alemana a justificar lo que se hizo allí Un
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 02-10-2018
El campo de concentración de Auschwitz fue el escenario de uno de los capítulos más oscuros del siglo XX en Europa. Hoy en día numerosos turistas visitan las instalaciones para conocer mejor lo que sucedió y empatizar con aquellas personas que sufrieron la represión del nazismo. A este escenario se acercaron el pasado verano nueve estudiantes de Derecho, Criminología y Psicología de la UPV/EHU siguiendo un programa de formación sobre Derechos Humanos. Junto a ellos acudieron representantes de la propia universidad, el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Gipuzkoa, el Consejo Vasco de la Juventud y SOS Racismo. El motivo del viaje viene de una de las actividades que realiza SOS Racismo en relación al Holocausto. Este trabajo, que tiene diez años de vigencia, trata de identificar las similitudes o las diferencias que pueden existir entre el genocidio nazi y las situaciones que se viven en el siglo XXI, como la de los refugiados en el Mediterráneo. También tratan de determinar cuáles fueron los mecanismos que hicieron posible que una sociedad democrática como la alemana pudiera comportarse de esa manera y negar aquellos atroces hechos. Tres de las personas que acudieron al complejo polaco fueron Maitane Arnoso, Camila Ocampo y Tomás Vouilloz. Maitane, pasaitarra de 36 años, es profesora de Psicología Social en la UPV y presidenta de SOS Racismo. Camila, donostiarra de 23 años, acaba de terminar la carrera de Derecho y Tomás, eibarrés de 21 años, también acaba de concluir su formación, en su caso, la de Psicología. Todo lo que buscas en una hipoteca, lo encontrarás en la Hipoteca NARANJA de ING Calcula tu cuota y descubre la hipoteca con el precio que buscas y sin comisiones. Va a ser un largo camino juntos… ¡elige bien con la Hipoteca NARANJA de ING! La quiero >> Ninguno de los dos estudiantes duda cuando se les pregunta si el viaje merece la pena. “Soy mucho más consciente de todo lo que sucedió y de lo que pasa ahora con los refugiados. Encuentro muchas similitudes entre los dos casos y pienso que he aprendido mucho más yendo que estudiándolo”, dice Camila. Tomás añade que “si uno no lo ve, no se hace cargo de las dimensiones. Me ha servido para entenderlo desde un punto de vista más cercano y fue como verse en un espejo, ya que cuando pasan esas cosas uno siente cierta responsabilidad”. Para comprender cómo se sintieron Tomás, Camila y Maitane durante su estancia en Auschwitz, no hace falta más que escuchar la manera en la que recrean lo que vieron. “Sin darme cuenta estaba ahí. Era muy real. Fue ver en la puerta el lema Arbeit macht frei (el trabajo os hará libres) y pensar cuánta gente habría pasado por allí”, dice Tomás. Camila opina que “no es lo mismo que te lo cuenten que vivirlo”, cuando habla sobre las pruebas del Holocausto que encontraron, como ropas, maletas o zapatos, que le ponían los pelos de punta. Camila se sorprende de que “haya gente que todavía lo justifique”. “Eso es porque se quieren proteger de la culpa. No pueden aceptar que su grupo de pertenencia haya perpetuado eso. Es la negación”, responde Maitane. Una de las cosas que más le impactaron a la profesora fue que “la gente de esa época pagase para ir ahí con la promesa de encontrar un mundo mejor. Encuentro similitudes con los miles de inmigrantes que vienen a occidente buscando lo mismo”. Cuando se intenta comparar la situación de los refugiados en el Mediterráneo y la de los represaliados en el Holocausto, los tres tienen claro que las cosas cuando se explican no tienen el mismo impacto que cuando son vividas en primera persona. Inciden mucho en que verlo con sus propios ojos les ha hecho dimensionar lo que sucedió y que una de las diferencias más palpables entre aquella situación y la actual es que en Auschwitz existen pruebas de la barbarie, mientras que ahora se hunden en el mar Mediterráneo. Tras valorar lo que vieron y lo que ocurre en la actualidad, los tres intentan ser optimistas de cara a un futuro donde la convivencia entre todos sea posible, pero dudan mucho que llegue ese escenario en el corto plazo. “Falta mucho, es todo muy ideal, por lo que no lo tengo claro”, explica Camila con cierta inseguridad. Tomás también se muestra un poco negativo, ya que “cuando la fe se enfrenta a la razón es complicado. Todo suena tan utópico…”, pero deja abierta la puerta a la esperanza porque “las utopías nos hacen caminar”. Maitane, la profesora, dice que quiere ser optimista: “Entiendo que ahora hay menos barbarie que antaño y, por tanto, sería difícil encontrar un campo como el de Auschwitz”. Aunque añade que “siguen existiendo minorías discriminadas, por lo que en ese aspecto no hemos evolucionado mucho”. Pese a la voluntad de ser optimistas, la realidad no invita a ello, ya que “no estamos cerca de la convivencia”, dice Maitane y añade que “las respuestas que da Europa no hacen avanzar a la humanidad en la buena dirección”, cuando piensa en los centros de refugiados que se quieren construir en Libia. Desde Auschwitz hasta la actualidad, el ser humano ha caminado muy despacio creyendo haber aprendido de sus equivocaciones, pero todavía existen colectivos que son discriminados y murallas en las fronteras. La histora se enseña para que en el futuro se aprenda de los errores y de los aciertos. La realidad nos demuestra que hoy en día a las personas todavía nos queda un largo trayecto por recorrer.
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