«Las tormentas han hecho más miserable la vida en el campo de refugiados de Lesbos»
Zaporeak lleva desde verano en la isla griega y se prepara para ofrecer 1.500 comidas diarias. El ciclón 'Zorba' ha inundado las tiendas de quienes malviven en el campamento de Moria, donde opera el proyecto guipuzcoano
Diario Vasco, , 02-10-2018En la isla griega de Lesbos llueve sobre mojado. Y además de forma literal. La tormenta ‘Zorba’ que ha azotado el Mediterráneo los últimos días se ha cebado con los campos que desde hace más de tres años acogen a quienes huyen de su hogar e intentan encontrar su sitio en Europa. «La situación es caótica», alerta Peio García Amiano, impulsor del proyecto Zaporeak, que desde hace casi tres años se dedica a proporcionar una alimentación adecuada a los refugiados que se encuentran en el país heleno.
La película de la crisis de los refugiados no ha llegado a su fin. Lamentablemente, ni siquiera se aproxima. Casi a diario siguen llegando lanchas desde la costa turca que agudizan el efecto embudo provocado por los muchos que entran y los pocos que salen. Y el temporal no ha hecho más que empeorar las cosas.
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El viento y la lluvia han provocado un breve paréntesis en la llegada de nuevos refugiados, pero lo que se encontrarán aquellos que accedan al campo de Moria en los próximos días serán nuevos compañeros de fatiga asqueados, con la ropa mojada, un recinto embarrado, repleto de charcos, goteras, tiendas inundadas, toldos hechos con mantas empapadas algunos no tienen ni una tienda y las pocas pertenencias que les quedaban destrozadas por la lluvia. Algunos de los menores han podido ser trasladados a un local cercano, «pero la mayoría sigue en el campo», relata.
Una mujer pasea por el campo de Moria.
Una mujer pasea por el campo de Moria. / ZAPOREAK
Fuertes precipitaciones
Un equipo de la organización guipuzcoana llegó el miércoles a la isla griega para supervisar el trabajo que se viene realizando desde inicio de verano. Tuvieron problemas para aterrizar debido al fuerte viento, y si algo les llamó al poco de pisar tierra fue la fuerza del mar azotando contra la costa. «Llevamos tres años en Grecia y nunca habíamos visto el mar con semejantes olas», exclama García Amiano con el sonido del vendaval imponiéndose sobre su voz a través de la línea telefónica. El sábado, Grecia se preparaba para ser golpeada por un huracán. «El agua corría de una forma exagerada. No he visto tanta lluvia ni en Donosti con las inundaciones», apunta.
«No he visto tanta agua ni en las inundaciones de Donosti», exclama Peio García Amiano
En el campo de Moria la situación se torna cada vez más insostenible. Tiene capacidad para 2.000 personas, pero son 9.000 los refugiados que malviven allí, 3.500 de los cuales son niños. «Para que os hagáis una idea, hay zonas con carpas de unos 200 metros cuadrados en las que viven 300 personas. No tienen ni un metro cuadrado para cada uno», lamenta. Pero la lista de ejemplos que constatan la forma deplorable en la que viven continúa: un wc para cada 72 personas, una ducha para cada 84…
Sobre el terreno se respira cada vez mayor crispación y tensión, que en ocasiones desencadenan peleas e incidentes violentos. Se suceden episodios que con solo mencionarlos a García Amiano se le pone la piel de gallina. «Dentro del campo hay una zona cerrada y separada del resto en la que están los niños, las mujeres embarazadas y las familias vulnerables, pero hay gente que se la salta, entra y viola a los críos… Siguen ocurriendo cosas horribles», explica, al tiempo que recuerda que la crisis de los refugiados continúa y que la situación sigue siendo «grave».
Cuando comenzaron su andadura con la crisis de refugiados en 2016 instalaron su campamento base en la isla de Chios por recomendación de Salvamento Marítimo Humanitario. Allí han permanecido durante dos años y medio antes de trasladar su proyecto a Atenas, donde han trabajado hasta mitad de año. En la capital griega, apunta García Amiano, «las instituciones se han puesto muy bordes con la gente de fuera porque contamos lo que realmente está sucediendo y no les interesa». Por suerte para Zaporeak, el próximo día 15 recibirán la autorización para operar legalmente como ong griega, «de lo contrario ya no puedes dar un paso».
La ong va a triplicar las comidas diarias, pero ve complicado continuar en 2019 por falta de recursos
«Pese a lo que muchos crean seguimos operando en Grecia». Hace dos meses el proyecto guipuzcoano recorrió 40 campos y solo una visita al de Moria les fue suficiente para ver el desastre de este lugar. «Es una auténtica miseria y cada vez que lo ves se te cae el alma a los pies».
Zaporeak está recibiendo llamadas de campos de Atenas y Tesalónica, pero ahora se enfrentan ellos a otro problema, el económico. Ofrecen 500 comidas diarias, que pronto se convertirán en 1.500. Eso sin contar otras personas que están fuera de los campos y a las que también se les atiende, o los palés de comida que están enviando a otros puntos del país heleno. Agradece la solidaridad de la sociedad guipuzcoana en todos los ámbitos, pero «el problema es que ahora mismo nos es imposible continuar más allá de diciembre», advierte.
El dato
9.000
Refugiados viven en el campamento de Moria, en Lesbos, de los que 3.500 son niños. La superficie está preparada para albergar únicamente a 2.000. Según datos que maneja el proyecto Zaporeak, hay zonas de 200 m2, en las que residen 300 personas, «no llega ni a un metro cuadrado por persona». Los refugiados cuentan con un wc para cada 72 personas y una ducha para cada 84.
Se acerca el invierno, y falta ropa
La temperatura veraniega va quedándose en el olvido. Pronto empezarán a acechar las noches frías y más vale ser previsores para que los miles de refugiados puedan sobrevivir a la temporada invernal en su tienda de campaña. El problema al que se enfrentan en la isla griega de Lesbos, concretamente en el campamento de refugiados de Moria es que «no hay ropa para los hombres y de niños hay, pero muy poca». Lo advierte el impulsor del proyecto Zaporeak, Peio García Amiano, que estos días se encuentra sobre el terreno. La idea de la asociación guipuzcoana (www.zaporeak.eus) es organizar próximamente una «gran recogida de ropa» antes de que comiencen a bajar las temperaturas. La fecha está aún por concretar, pero esperan determinarlo cuando regresen a Donostia a partir de este viernes. «Es necesario hacer algo al respecto, porque cada vez que estás aquí se te cae el alma a los pies», lamenta.
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