Dos Américas

La sociedad estadounidense está dividida entre dos visiones del mundo cada vez más irreconciliables, y el país parece sumirse en una nueva guerra civil, esta vez incruenta, pero no por eso menos enconada

Diario de Noticias, , 01-10-2018

El espectáculo de la política norteamericana de estos últimos días, tanto en Nueva York, donde anualmente se reúne en septiembre la Asamblea General de la ONU, como en Washington, donde cuecen las habas de la política y la economía del país, indican que no tenemos tan solo uno, sino dos países en Estados Unidos, cada vez más alejados, con un diálogo más difícil y menos posibilidad de entendimiento.

No es que la sociedad esté aquí dividida entre ricos y pobres, universitarios y trabajadores manuales, jóvenes y viejos, inmigrantes o ciudadanos o las cuatro generaciones que hoy pueblan este vasto país, sino que son dos visiones del mundo cada vez más irreconciliables y que parecen sumir a Estados Unidos en una nueva guerra civil, afortunadamente incruenta, pero no por esto menos enconada.

En Nueva York, el presidente Donald Trump desplegó nuevamente su política de trompazos, con la cual ha divertido a medio mundo, desesperado a una parte de sus compatriotas, entusiasmado a otra y se ha acercado a rivales tradicionales de Estados Unidos.

Nuestros lectores seguramente recuerdan las carcajadas que acompañaron al discurso de Trump ante la asamblea internacional esta semana, cuando se expresó en su forma habitual de ensalzar los resultados de su política internacional y las mejoras “astronómicas” que presume de haber traído a la vida económica de sus compatriotas.

EEUU se sumió en burlas cuando Trump expresó, esta semana, la mejora “astronómica” de la economía desde que es presidente

Desde la Bolsa de Nueva York hasta las tabernas, el país estuvo siguiendo el jueves las nueve horas de declaración de Kav

Una buena parte del país se sumó a las burlas internacionales y lamentó el ridículo que su país está haciendo a causa del presidente, pero otra parte se sintió orgullosa de que los norteamericanos planten cara a lo que consideran aliados desagradecidos, prácticas comerciales abusivas o tolerancia ante regímenes enemigos.

Declaración de kavanaughPero mucho más que las Naciones Unidas es el debate en torno a una vacante del Tribunal Supremo, lo que tiene en vilo al país y muestra de forma más clara lo profundo de sus divisiones. Este pasado jueves, desde los aviones o la Bolsa de Nueva York hasta las oficinas y las casas particulares o las tabernas, el país estuvo siguiendo las casi nueve horas de testimonio del juez Brett Kavanaugh, el candidato elegido por Trump para convertirse en el noveno magistrado del Supremo y de la señora Christine Ford, quien lo acusa de haber intentado violarla hace 36 años, cuando ambos eran adolescentes.

Durante casi cinco horas, Ford declaró que no abriga duda alguna de que Kavanaugh la echó sobre una cama, intentó desnudarla para violarla y casi la mata cuando le tapó la boca para que no gritara. Durante más de tres horas, Kavanaugh aseguró que jamás había estado en la casa próxima a Washington en la que supuestamente habría ocurrido el intento de violación y presentó la agenda que utilizaba en aquellos años para demostrar que ni siquiera se encontraba en el área.

Ford se mostró muy afectada por lo ocurrido hace más de tres decenios y Kavanaugh lamentó las acusaciones infundadas que, a su modo de ver, no tienen más motivación que la política. Al acabar los testimonios, que el país ha estado esperando durante diez días desde que surgieron las denuncias, todos los demócratas creían a Ford;los republicanos, a Kavanaugh. Y no solo en la comisión del Senado, sino en las calles, las discusiones en cafés y oficinas y, como no, los medios informativos.

Al día siguiente, en las horas anteriores al voto de la comisión judicial, los demócratas abandonaron incluso la sala del debate para hacer declaraciones en los pasillos. Todo corresponde a la división profunda en la sociedad norteamericana entre los globalistas y los nacionalistas, los que quieren salvar el aborto a toda costa y los que lo consideran un crimen, los que desean más ayudas sociales y quienes exigen responsabilidad individual;unos quieren acoger a más inmigrantes y otros temen por la identidad de la sociedad norteamericana, unos creen en Dios y otros ven la fe como una demostración de ignorancia y… unos defienden y otros detestan a Trump.

Divisiones casi insalvables porque no se trata ya del bolsillo sino de las convicciones y, con éstas, es casi imposible hacer compromisos.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)