Las empleadas de hogar extranjeras con contrato se cuadruplican tras la regularización
La mayoría de las trabajadoras inmigrantes proceden de Ucrania, Marruecos, Ecuador y Colombia Muchas mujeres llevan menos de tres años residiendo en el país, lo que dificulta los trámites legales
Diario Sur, 02-05-2006Hasta hace una década el trabajo doméstico se identificaba con mujeres mayores sin formación académica que prácticamente se veían abocadas a realizar estas tareas. El perfil ha cambiado y ahora son inmigrantes, algunas con un buen nivel de estudios, que encuentran en esta profesión la posibilidad de obtener techo, comida, refugio, ahorro y, en muchas ocasiones, el inicio para regularizar su situación en nuestro país.
Ucranianas, marroquíes, bolivianas, rumanas y polacas ocupan en la actualidad la mayoría de los puestos dentro del hogar, hasta tal punto que en el último año se ha cuadruplicado el número de contratos a empleadas extranjeras en el sector: de 2.127 en febrero de 2005 se ha pasado a 8.121 en 12 meses, lo que supone un aumento del 75,8%, según datos de la Tesorería General de la Seguridad Social.
Estas cifras responden a la llegada masiva de inmigrantes a nuestro país y al proceso de regulación puesto en marcha por el Gobierno central. Actualmente, 111.758 personas cuentan con permiso de residencia en la provincia y, aunque se trata de un grupo muy heterogéneo, se caracteriza por una progresiva feminización y por concentrarse en determinadas actividades productivas, tales como la construcción, la agricultura y, sobre todo, el servicio doméstico. Lo cierto es que las españolas están en franco declive en este sector mientras que las inmigrantes quieren ocupar un puesto de trabajo lo más rápidamente posible. «Sus dificultades de elección les aboca a que tengan que aceptar lo primero que encuentren y normalmente es el trabajo doméstico», explica la directora de Málaga Acoge, Eva del Pino.
Poca competencia
Esta situación se refuerza por el rechazo de la población autóctona a cubrir determinados puestos. Las mujeres inmigrantes encuentran así un hueco en el mercado donde ubicarse sin excesiva competencia. Es el caso de las empleadas de hogar internas, una de las actividades más rechazadas por las españolas por sus peores condiciones laborales, menor libertad y salarios bajos en comparación con la situación de externa o por horas.
Los cauces de acceso al trabajo doméstico para las inmigrantes son diferentes según el tiempo de permanencia en el país. La situación más compleja – aunque muy habitual – se da en mujeres que llevan menos de tres años en el país. En estos casos el empleador debe presentar la oferta de trabajo, con un año de duración y con un sueldo superior al salario mínimo interprofesional (540,90 euros).
Previamente deberá acreditar que no hay ciudadanos nacionales que opten a ese puesto, mediante un certificado del Servicio Andaluz de Empleo. También se considera válida la mención en el catálogo de empleos de difícil cobertura del Inem que se publica cada trimestre y en el que el puesto de empleada de hogar es casi fijo.
Cuando la solicitud se contesta favorablemente la trabajadora tiene un mes para viajar de vuelta a su país y recoger el visado de trabajo en el consulado español. No obstante, la ley contempla supuestos específicos que facilitan los trámites, como tener un hijo español a cargo, ser nieto de españoles, que el cónyuge tenga la tarjeta de residencia en vigor o ser hijo de extranjero con tarjeta renovada. No en vano, la sanción por contratar a un inmigrante sin permiso de residencia y trabajo oscila entre los 6.000 y los 60.000 euros.
Según su nacionalidad se distinguen tres grandes grandes grupos: las trabajadoras latinoamericanas, las procedentes de Europa del Este y las musulmanas (la mayoría son originarias del Magreb y del África Subsahariana). Los dos primeros colectivos suelen tener mayor aceptación: las latinoamericanas por el idioma, indispensable cuando deben ocuparse de niños o de personas mayores, y las del Este por su mayor nivel cultural. Según datos de la Tesorería, el mayor número de empleadas del hogar extranjeras dadas de alta en la Seguridad Social proceden de Ucrania – con 1.522 personas – , seguido de Marruecos, con 1.111, Ecuador, 893 y Colombia, 827. Los mayores incrementos se produjeron, sin embargo, en las trabajadoras de Argentina, con un 833%, seguidas de las rumanas, con un 726%, y a mayor distancia las rusas, ecuatorianas y ucranianas. El efecto llamada es uno de los factores que explican estos repuntes. Por ejemplo, el año pasado aumentaron las personas nacidas en Bolivia que vinieron a España a buscar trabajo, mientras que en 2004 este incremento se dio en Paraguay. Otros, como los originarios de países del Este, han mantenido un crecimiento más continuado.
Tras la etiqueta de empleadas del hogar se esconde un colectivo muy heterogéneo, aunque su perfil responde al de una chica de entre 19 y 40 años, generalmente madre y esposa, que nunca ha trabajado en el servicio doméstico.
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