El viceprimer ministro y ministro del Interior italiano, Mateo Salvini, realizó hoy una visita a Túnez destinada a coordinar la lucha contra el yihadismo y la inmigración en el Mediterráneo y que coincide con el juicio que se celebra en Italia contra seis pescadores tunecinos.

Los pescadores fueron arrestados a finales de agosto en la isla italiana de Lampedusa acusados de tráfico de personas por auxiliar a una embarcación precaria que corría el riesgo de naufragar. Finalmente, un juez los puso en libertad el pasado día 22 a la espera de ser llamados a juicio.

Salvini llegó a primera hora de la mañana al aeropuerto de Cartago (en las proximidades de la capital de Túnez), donde fue recibido por su colega tunecino, Hichem Fourati, quien le acompañó al palacio presidencial, donde se reunió con el presidente del país, Beji Caïd Essebsi.

Según un comunicado de la presidencia tunecina, ambos examinaron la situación regional y las vías para incrementar la cooperación económica bilateral, idea que ha dominado el discurso oficial de Salvini durante una visita cuyo objetivo real era convencer a Túnez de que se sume a sus políticas de seguridad.

Llamó la atención la ausencia del primer ministro de Túnez, Yusef Chaheed, que, en lugar de recibir a Salvini, acudió a inaugurar un foro tunecino-libio, y las protestas populares contra la política migratoria de Italia.

El Foro Tunecino para los Derechos Económicos y Sociales (FTDES), una de las organizaciones más importantes de la sociedad civil tunecina, acusó ayer, miércoles, a Salvini (líder de la ultraderechista Liga) de exagerar la problemática migratoria.

“Su llegada al poder y sus intervenciones mediáticas preocupan en Europa y en los países del sur del Mediterráneo a los que usted denigra. Su postura extrema en la que denuncia una invasión refleja una triple paradoja”, manifestó el presidente del FTDES, Messaud Romdhani, en una carta abierta dirigida a Salvini y remitida a la prensa.

“Usted considera que la Unión Europea hace frente a una invasión cuando ésta acoge muchos menos refugiados e inmigrantes que otros países en el mundo, principalmente en el sur”, afirma Romdhani en la carta.

Romdhani recordó, igualmente, la historia de los miles de emigrantes italianos que abandonaron su país durante el siglo XX, de los cuales cerca de 4,5 millones llegaron a Estados Unidos “en situación irregular, sin visa de trabajo y víctimas de discriminación”.

Asimismo, acusó al ministro italiano de centrarse únicamente en la migración que proviene de África y Oriente Medio hacia el continente europeo y se refirió a los 8.600 ciudadanos italianos que residen actualmente en Túnez.

Esta misma mañana, un grupo de personas, entre ellas ciudadanos italianos establecidos en Túnez, protestaron contra Salvini y sus políticas frente a la sede del ministerio tunecino de Interior, en el centro de la capital.

En una rueda de prensa celebrada en el referido ministerio, Salvini volvió a referirse al impacto negativo común que en su opinión tiene para Túez e Italia la guerra en Libia y recalcó que “la lucha contra la inmigración clandestina es una prioridad compartida”.

“La colaboración es estrecha y proseguirá entre los dos países en materia de lucha contra la migración irregular y contra el yihadismo”, afirmó.

Una cooperación que, según dijo, exige la suma de todos los esfuerzos y la movilización de todos los medios para “hallar soluciones radicales a estos flujos que amenazan la estabilidad y la paz de los dos países y del espacio Mediterráneo”.

Según datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) alrededor de 4.000 tunecinos han tratado de llegar de forma ilegal este año a Italia, huyendo de la grave crisis económica que sufre su país.

Muchos de ellos han sido repatriados por la fuerza en virtud de un acuerdo similar al que Italia y Túnez tienen firmado para la extradición de sospechosos acusados en el primer país de cooperar o combatir en las filas de grupos como el Estado Islámico o la red Al Qaeda, otro de los asuntos que se abordaron hoy.

El pasado 20 de septiembre, Salvini confirmó que su país había expulsado a otros cuatro de ellos, tres ciudadanos egipcios y un tunecino.