«Tratamos a los inmigrantes como hace 300 años»

Markus Schleinzer recrea en 'Angelo' la historia real de un africano que fue trasladado a Europa con diez años para servir a la alta nobleza del siglo XVIII |

Diario Vasco, DANI SORIAZU, 27-09-2018

El comienzo de la película ‘Angelo’ nos sitúa en una costa a la que llegan varias embarcaciones de las que descienden varios menores africanos. Inevitablemente, la escena trae a la memoria las cientos de imágenes que han copado los informativos y periódicos en los últimos tiempos. Cuando el director Markus Schleinzer escribió hace cinco años el guión de ‘Angelo’, la película con la que se presenta a la Sección Oficial de este festival, no sabía que el tema de la inmigración en nuestro continente iba a alcanzar la intensidad a la que ha llegado. Pero sí tenía claro que quería ofrecer una fotografía del racismo y de cómo se comporta la sociedad actual con los inmigrantes inspirándose en la historia real de Angelo Soliman, un africano nacido en el siglo XVIII que fue trasladado a Europa a los 10 años para servir en la corte de los príncipes de Liechtenstein.

«Hacemos lo mismo con ellos que hace 300 años, como si fueran algo ornamental», aseguró ayer realizador austriaco durante la rueda de prensa de presentación del filme, el primero con el que se presenta al festival de San Sebastián. Lo hizo acompañado de parte del equipo, entre ellos, el actor que interpreta al Angelo adulto, Makita Samba, la actriz que encarna a su mujer, Larisa Faber y el que hace de emperador, Lukas Miko. «Aún no sabemos cómo tratar a los de fuera, y la historia de la inmigración ya no es solo africana, la gente migra a todas horas, todos los días, y no se les da la bienvenida precisamente», apuntó Samba.
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La película, rodada en formato cuadrado, en francés y alemán, que son los idiomas en los que el autor cree que se comunicaba Soliman. Está estructurada en tres partes en los que el director muestra su visión sobre cómo pudo ser la evolución de la vida de este personaje. Desde que llega a Europa y es educado por la corte de la nobleza ilustrada; pasando por la etapa en la que llega a ser un huésped apreciado y una atracción para los miembros de la alta sociedad, hasta que decide casarse con Magdalena, una joven criada de la que se enamora, momento en el que es rechazado por la corte y pasa a vivir en una sociedad donde «parece libre, pero no lo es».

Finalmente, a su muerte, su cuerpo quedó exhibido en un museo de Viena. «Nunca sabremos de verdad si, de alguna forma era feliz, si se sintió integrado o si fue una víctima», resaltó el director, quien cree que Angelo fue una persona inteligente por saber mantenerse durante mucho tiempo en la posición que había alcanzado, pese a su origen africano.

Escenas teatralizadas
Schleinzer confesó que le gustan las películas «sin demasiada falsedad», y que ama la teatralidad que, precisamente, se desprende en sus escenas. Asimismo ha elegido contar su versión de la vida de Angelo a través de un vestuario en ocasiones moderno, muy poco probable en la vida del auténtico personaje, para crear «nuestro propio universo».

La película cuenta con pocos diálogos, lo cual ha permitido a los actores una interpretación más instintiva y corporal, tal y como destacaron ellos mismos. «Buscaba reflejar una época en la que, al contrario que la actual, era mucho más silenciosa», destacó Schleinzer.

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