En el señorial paseo de la Reforma abundan las franquicias de firmas estadounidenses. Cuando Luis Rivera paseaba cerca de la plazoleta del Ángel, su hijo le pidió una hamburguesa. Le contestó que no. “Hoy hay que apoyar el boicot. No vamos a entrar en un local gringo, tomaremos unos tacos en otro lugar”, dijo Luis ante la mirada resignada de su hijo. “Para mí es importante respaldar el boicot en apoyo a los hermanos que emigraron a EE. UU.”, dijo Rivera a La Vanguardia.
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“Este lunes no compraré cigarrillos Marlboro, ni comeré nada estadounidense”, señaló Laura Férriz de 29 años. Sin embargo, con una sonrisa, admitió que el sábado había adquirido tres cajetillas para que le duren unos días. Por el contrario, Agustín Nájera López salió del Starbucks con su capuchino diario. Cuando se le preguntó sobre el boicot, se encogió de hombros: “Les deseo suerte y estoy a favor del respeto y la dignidad, pero no se metan con mi café”.
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En las tiendas de vídeos ha crecido en estos días la demanda de la película Un día sin mexicanos,del director Sergio Arau, cuyo argumento inspiró las movilizaciones y el boicot contra productos norteamericanos en ambos lados de la frontera. En las tiendas consultadas por La Vanguardia no había copias del filme, que relata el caos provocado en EE. UU. cuando desaparece súbitamente la comunidad hispana (un canal público programó anoche la película documental).
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El boicot se hizo notar con fuerza en México, país del que proviene la mayoría de los sin papeles que se manifiestan pidiendo su legalización. La protesta se inició el domingo cuando un numeroso grupo de manifestantes ocupó Wal – Mart, la principal cadena comercial norteamericana. Y no sólo se expresó en Ciudad de México, sino que se extendió a todo el país. Obispos y sacerdotes de ciudades fronterizas como Tijuana, Mexicali, Nogales, Nuevo Laredo, Ciudad Juárez y Reynosa pidieron a sus feligreses que no compren nada estadounidense y que por un día no crucen la frontera, De hecho, hubo varios bloqueos en puestos fronterizos.
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Sindicatos, organizaciones civiles, legisladores y grupos de activistas se sumaron de forma activa al boicot, apoyando la consigna de abstenerse de comprar cualquier producto en franquicias de cadenas estadounidenses. Ayer, desde primeras horas, las incontables tiendas de firmas norteamericanos empezaron a notar el boicot (aunque el Primero de Mayo es festivo en México, la mayoría de los comercios abren).
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Los sindicatos de México, que como cada Primero de Mayo marcharon por las calles de la capital, dedicaron la movilización a los emigrantes en EE. UU. Todos los oradores expresaron su apoyo a la lucha de los sin papeles.Antes de la marcha hacia la plaza del Zócalo, el subcomandante Marcos improvisó un mitin ante la embajada estadounidense. El líder zapatista dijo que “lo que sucede en EE. UU. no nos es ajeno, tenemos que solidarizarnos con nuestros hermanos que México expulsó por falta de trabajo en su tierra”.
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Aunque el Gobierno mexicano avanzó que no promovía ni participaría en la jornada de protesta, el presidente Fox dijo que esperaba que el boicot no se convierta en “factor de provocación que promueva la xenofobia” y afecte negativamente el debate migratorio. E instó a los inmigrantes a expresarse “libre, democrática y prudentemente”.
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