Día sin inmigrantes
La Vanguardia, 02-05-2006UN día sin inmigrantes. Con este lema, millones de ciudadanos de origen hispano que residen en Estados Unidos participaron ayer en diversas acciones de boicot a los centros de trabajo, escuelas y comercios, cuya valoración económica es compleja pero sobre cuya importancia política pocas dudas pueden existir.
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Aunque los puertorriqueños tienen una presencia notable en determinados barrios de Nueva York desde hace más de medio siglo, lo mismo que la que han observado los ciudadanos de origen mexicano en Los Ángeles y en el sur de California en general, la minoría hispana en Estados Unidos ha tenido históricamente mucha menos visibilidad que la afroamericana, dicho sea sin la menor ironía o doble sentido.
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En efecto, el origen de la población negra en Norteamérica está dramática e indisolublemente unida a la esclavitud y al cultivo del algodón. Tras la guerra civil (1861 – 1865), se acentuó el éxodo interno de los afroamericanos de los estados del sur a los del nordeste y a los del llamado Medio Oeste, en busca de empleos industriales y entornos legales más propicios al respeto de los derechos civiles de las minorías étnicas.
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Por su parte, la inmigración hispana en Estados Unidos ha tenido desde tiempos inmemoriales un fuerte componente de irregularidad, debido fundamentalmente a la larguísima y porosa frontera con México, a la emergencia de una serie de trabajos que la población autóctona se niega a desempeñar, a la flexibilidad del mercado laboral estadounidense y, por qué ocultarlo, a la falta de escrúpulos de una serie de empresarios para contratar mano de obra barata. El caso es que se estima que en la actualidad residen en Estados Unidos de 11,5 a 12 millones de inmigrantes sin papeles, de los que aproximadamente la mitad procede de México y de los que 1,7 millones aún no han cumplido los 18 años.
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Nadie habla de deportaciones masivas, pero en la Cámara de Representantes se ha presentado un proyecto de ley que endurecería la inmigración irregular desde el punto de vista penal y reforzaría la frontera con México con más muros y vallas. Ante el Senado figura otro proyecto mucho más conciliador, que contiene una hoja de ruta de los inmigrantes sin papeles a la ciudadanía regular. Tanto el presidente Bush como el senador Edward Kennedy, uno de los patrocinadores del segundo proyecto, se oponen a boicots y medidas de fuerza como las de ayer. En cualquier caso, el poder político de la minoría hispana dio ayer un significativo salto cualitativo.
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