Comerciantes vietnamitas o armenios en Los Ángeles, una de las ciudades más multirraciales del mundo, han dado su apoyo al gran boicot convocado para hoy por redes hispanas en EE.?UU., aunque con algunas reservas. Los inmigrantes de otras procedencias respaldan las demandas de los latinos, pero no quieren pérdidas en sus negocios.

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Varias ciudades del sur de California, entre ellas Victorville (al noreste de Los Ángeles), donde por lo barato de la vivienda viven sobre todo inmigrantes hispanos y asiáticos, han divulgado comunicados anunciando que respetarán el boicot, pero en los restaurantes o tiendas pequeñas son pocos los dueños que quieren perder un día de trabajo.

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Kim – Yun, el dueño de una fábrica pequeña de ropa llegó al país hace más de 10 años como indocumentado desde Corea del Sur, sus empleados son mexicanos, y apoya las acciones que están tomando los grupos hispanos – primera minoría en Estados Unidos – , pero no puede cerrar por compromisos de ventas.

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Día libre

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Tyrone Sodiuk, hijo de padres nigerianos y dueño de una pizzería localizada en Apple Valley, también bastión de inmigrantes en California, explicó que cambió las horas de trabajo de manera que sus empleados puedan participar en las marchas programadas en Los Ángeles. «Mis padres vinieron a este país sin papeles y esta es mi oportunidad para contribuir con la causa», opinó Sodiuk.

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Por su parte, Fred Schmitt, un estadounidense también regente de un restaurante en un barrio inmigrante está en un dilema, y verá cómo lo soluciona el mismo lunes: no apoya el boicot porque no quiere perder ventas, pero al mismo tiempo le dio el día libre a sus cocineros y meseros, todos centroamericanos. «Va a ser un día difícil para la economía estadounidense. La gente necesita entender que necesitamos la ayuda de los inmigrantes para que este país funcione», aseveró.