Canarias: el goteo de cayucos que se convirtió en diluvio
Las Islas han recibido en cuatro meses tantos «sin papeles» como en todo
La Razón, 01-05-2006Santa Cruz de Tenerife – Apenas cuatro meses, los que discurren entre enero
y abril de 2006, han bastado para que Canarias reciba el mismo número de
inmigrantes que en todo el año anterior. A día de hoy, según fuentes de la
Delegación del Gobierno, han llegado 4.640 «sin papeles» a las Islas,
frente a los 4.751 que se contabilizaron el año anterior.
En
los cuatro primeros meses del año ha llegado una media de algo más de un
cayuco diario, embarcación tradicional de Mauritania de fibra de vidrio,
de unos catorce a dieciocho metros de eslora, con dos motores, uno a mitad
de eslora y otro en la popa y con capacidad para cincuenta o sesenta
personas.
Sólo en los dos primeros meses del año llegaron a las
Islas 1.830 personas, mientras que en marzo la cifra se elevó a 2.128. Los
últimos, 62, llegaron el domingo 30 de abril a Tenerife. Es evidente que
Canarias sufre un persistente goteo, en ocasiones, chaparrón, de arribada
de ilegales, que, parece, no tiene visos de solución pese a los esfuerzos
de la Administración del Estado.
Críticas a Zapatero. Eso sí,
el Gobierno canario y la Asociación Unificada de Guardias Civiles no
comparten la política realizada hasta el momento por el Ejecutivo de José
Luis Rodríguez Zapatero.
Como última medida, el Gobierno
español ha impulsado acciones en origen, como la aportación a Mauritania
de cuatro embarcaciones, diez vehículos todoterreno y un autobús de la
Guardia Civil.
El plan urgente del Gobierno sobre la situación de la
inmigración en Canarias y los acuerdos con Mauritania al respecto incluyen
también la vigilancia marítima conjunta entre la Guardia Civil y las
Fuerzas de Seguridad mauritanas, que se espera que se ponga en marcha en
las próximas semanas.
Centros de internamiento. En la
actualidad, los centros de internamiento de inmigrantes de Canarias
albergan a 1.505 personas. En concreto, en Tenerife sigue operativo el
acuartelamiento militar de Las Raíces, que alberga a 429 internos en un
lugar equipado para un total de 500.
Por su parte, en Gran Canaria
el centro de La Isleta, preparado para acoger a 400 personas, cuenta, en
la actualidad, con noventa y tres inmigrantes. Junto a estos centros, que
se improvisaron tras las fuertes oleadas de marzo, el centro de
internamiento de Hoya Fría, en Tenerife, alberga a 313 inmigrantes, siendo
su aforo de 238 plazas (supera su capacidad en 75 personas).
En Gran
Canaria, el centro de retención de extranjeros permanente de Barranco
Seco, de 168 plazas, alberga a cincuenta y cinco personas, mientras que en
Fuerteventura, el centro de internamiento de El Matorral, con una
capacidad de 1.070 personas, acoge a setecientas setenta y cinco.
El
delegado del Gobierno, José Segura, acusa este fuerte incremento a que las
mafias se han trasladado a Mauritania tras lograr, gracias a varios
acuerdos con Marruecos, que el número de inmigrantes que llegaban al
Archipiélago fuera considerablemente menor. Como solución, Segura vuelve a
insistir en la colaboración de los países de origen, y recuerda el
proyecto europeo Sea Horse anunciado por el Ministerio del Interior.
De cualquier forma, Segura quiere tranquilizar a quienes tienen la
sensación de que se enfrentan a una invasión, pues, apunta, «ninguno de
estos pobres seres humanos se queda en Canarias».
«Problema
humanitario». Segura ha pedido también que este fenómeno sea contemplado
por la sociedad «como un problema humanitario» y no sea visto con
alarmismo. «Lo que llega no es mercancía peligrosa ni chatarra ni
mercancía radiactiva, son seres humanos desesperados, que conscientemente
saben que el único capital que tienen es su vida, y tienen que jugársela
para encontrar un mundo mejor».
Pero las perspectivas no son
halagüeñas y el propio delegado confirma que las estimaciones de cifras
que se hacen «son preocupantes», y recuerda que, a la situación económica
de países como Mali, Senegal o Guinea Conakry se le suma el hecho de que
las condiciones meteorológicas han hecho perder cosechas y el que la
situación política en alguno de los países subsaharianos no es la adecuada.
En ese cuadro humanitario, subraya, «es donde tenemos que enmarcar esa
situación de 10.000, 15.000 o 9.200 personas apostadas en un litoral de
más de mil kilómetros, esperando la posibilidad de subirse a una patera, a
una embarcación rudimentaria para buscar otro horizonte, Europa».
34.000 inmigrantes en siete años. Ante esta situación extrema, la labor de
las autoridades españolas se reduce a salvar vidas, trasladarlos a las
Islas en calidad de detenidos, aplicarles la ley y, después de tres días,
obtener la resolución judicial que dicta la devolución a sus países,
siempre que haya convenio de repatriación.
Cruz Roja es la
encargada de prestar una primera atención de urgencia a los inmigrantes en
las playas, tanto a los que consiguen llegar a tierra como a los
rescatados en el mar, y desde allí son enviados a los Centros de
Internamiento de Extranjeros (CIE).
Desde el 1 de enero de 1999 han
llegado al Archipiélago en torno a 34.000 inmigrantes, la mayoría de Mali,
de donde llegaron más de diez mil, seguidos por los procedentes de
Marruecos, más de siete mil, y por los de Gambia, más de cuatro mil
quinientos.
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