Gas y pimienta contra los ilegales

La Razón, 01-05-2006

Ceuta – Seis de las asociaciones no gubernamentales más activas del sur de
España y el norte de Marruecos en defensa del respeto a los Derechos
Humanos de los inmigrantes indocumentados subsaharianos que intentan
entrar en territorio español de forma clandestina han devuelto a la
actualidad la seguridad de los perímetros fronterizos de Ceuta y Melilla.
La Asociación Pro Derechos Humanos – APDH – de Andalucía, la de Melilla,
Prodein, Intercultura, la Comisión Islámica y la Asociación rifeña de
Derechos Humanos han remitido esta semana un informe al Defensor del
Pueblo en el que muestran su «preocupación» por «la instalación de la
sirga tridimensional en la valla de Melilla». «Además de tener serias
dudas sobre la legalidad de dicha instalación», reza el texto remitido a
la oficina de Enrique Múgica, los colectivos humanitarios advierten sobre
las «consecuencias» que este obstáculo pueda tener sobre «la integridad
física de los inmigrantes». Y es que, además de estar constituida por un
entramado de cables de acero, dispone de un sistema que arrojará gases
lacrimógenos o agua con pimienta sobre los ojos de los inmigrantes, lo que
provocará graves irritaciones sobre los ojos, y tiene como fin «la
contención hasta la llegada de los agentes de la Guardia Civil». Una
semana después de producirse los asaltos masivos de cientos de
inmigrantes, la vicepresidenta del Ejecutivo central, María Teresa
Fernández de la Vega, explicó que ese tercer obstáculo consistiría en «un
sistema de trenzado sin estructura lógica que dificulta cada vez más el
avance según se va produciendo y hace más fácil retroceder que continuar
hacia el primer vallado». Días después, el ex ministro de Interior, José
Antonio Alonso, precisó que los cables, de entre seis y doce milímetros,
no estarían fijos, sino que se deslizarían para dificultar los asaltos;
que tendría una altura de entre uno y tres metros y una anchura de 2,5.
   Retraso en las obras. Ya en 2006, voces cercanas al Gobierno melillense y
al Partido Popular denunciaron que el Estado no iniciaba las obras de
instalación del cableado porque Marruecos no se lo permitía. Desde la
Administración se alegó que si las obras no comenzaban era porque lo
accidentado de la orografía estaba dificultando los desmontes. El pasado
21 de marzo, casi medio año después del anuncio oficial, la Delegación del
Gobierno en Melilla inauguró oficialmente los trabajos. Tras cinco semanas
de trabajo, las zonas donde se produjeron las avalanchas ya cuentan con
varios centenares de metros de sirga.
   

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