Aunque el Gobierno mexicano y la jerarquía católica en este país se han
desmarcado de las movilizaciones y el boicot organizados por grupos
latinos y previstos para hoy en EE UU, las protestas tendrán con toda
seguridad una fuerte repercusión al sur del Río Grande. Y es que
actualmente se elevan a seis millones los mexicanos que se encuentran de
manera ilegal en Estados Unidos, por lo que cualquier movimiento a favor
de los indocumentados goza de grandes simpatías al sur de la frontera. Por
lo pronto, en México se ha hecho un llamamiento a la sociedad civil a no
adquirir hoy productos estadounidenses ni acudir a establecimientos
«gringos». Numerosas autoridades regionales y locales mexicanas y diversas
diócesis han expresado su respaldo a las protestas. En la ciudad de
Monterrey, trabajadores de la telefónica se apostaron el viernes fuera de
algunos hipermercados de la cadena norteamericana Wall Mart y repartieron
octavillas en las que hacían un llamamiento a no consumir hoy productos
estadounidenses.