EE. UU. afronta con preocupación el día de paro nacional convocado por los inmigrantes

La Vanguardia, 01-05-2006

. – La película Un día sin mexicanos,que se imaginó el caos que resultaría si unos extraterrestres se llevaran a los 15 millones de trabajadores hispanos que hay en California, puede convertirse en realidad mañana cuando cientos de miles, quizá millones, de trabajadores inmigrantes, en todo EE. UU., dejen sus puestos de trabajo en defensa de los sin papeles.
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Aunque Los Ángeles, donde se produjo la marcha de medio millón de personas el pasado 25 de marzo, vuelve a ser el epicentro de la jornada de protestas, se esperan paros, boicots y manifestaciones en todo el país, que tiene 35 millones de inmigrantes, que forman una fuerza de trabajo invisible pero económicamente crucial. “Muchos empresarios están preocupados por que el absentismo frene la productividad en seco”, dice John Challenger, especialista en recursos humanos.
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Las industrias más afectadas serán la construcción – en la que uno de cada cuatro trabajadores es hispano – , la agricultura, sobre todo en el oeste, las industrias que requieren mucha mano de obra como el procesamiento de carne y la confección de ropa, y la hostelería. Se espera también una repetición de las salidas (walkouts)de colegios, protagonizadas por hijos de inmigrantes.
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Será el primer paro laboral en la historia de EE. UU. que afecte a todo el país y, curiosamente, la mayor participación se espera que se dé en el interior conservador y en el oeste y no en los feudos demócratas de la Costa Este, pese a las grandes comunidades de inmigrantes que hay en ciudades como Nueva York.
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Las movilizaciones serán la prueba de fuego del nuevo movimiento de protesta hispano que surgió de forma repentina en marzo. Muchos empresarios amenazan con despedir a sus trabajadores si secundan los paros. Es más, la gran coalición que apoyó la megamarcha de marzo se ha roto. Ni la Iglesia católica, ni los grandes sindicatos, ni Antonio Villarragosa, alcalde hispano de Los Ángeles, apoyan las huelgas.
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“Son los grupos nuevos los que organizan la protesta; los viejos temen que se les vaya de las manos”, dijo Marta Ugarte, portavoz mexicana de uno de los grupos que apoyan las movilizaciones. Las cinco ciudades santuarias en Los Ángeles, gestionadas por partidos nuevos (caso del PUMA en Maywood), sí las apoyan y hasta desplegarán sus fuerzas policiales para prestar ayudas a los manifestantes y huelguistas.
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Las grandes empresas que abastecen de carne al país han anunciado el cierre de la mayoría de sus plantas. En California, se paralizarán los mercados de alimentos y miles de comerciantes de frutas y verduras secundarán el paro. También lo harán los que trabajan en los centros de confección de ropa en Los Ángeles y se calcula que miles de jardineros y limpiadores de casas se ausentarán del trabajo para asistir a las manifestaciones.
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Por otra parte, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, terció ayer en el debate sobre la versión en español del himno de EE. UU. y dijo que no se siente ofendida. El presidente Bush había declarado el viernes que sólo acepta que se cante en inglés.
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