Un inmigrante ghanés sufre un ataque racista de unos jóvenes

La víctima asegura que le gritaron «negro» en varias ocasiones y que le pegaron sin motivo Le golpearon con la cadena de una moto y le pincharon con un cuchillo en la cabeza

Diario Sur, 28-04-2006

Le han dejado en la frente la marca de la cadena con la que le golpearon y una herida de arma blanca en la sien. Collins Kwabena Opuku se palpa la cabeza mientras conversa. Los dolores no han desaparecido. Este inmigrante ghanés de 40 años sufrió la madrugada de ayer un ataque racista protagonizado por una pandilla de jóvenes.

Era poco más de la una de la madrugada. Collins se dirigía caminando hacia la estación de autobuses para recoger a un amigo que venía de Huelva. A la altura de la calle Armengual de la Mota, se topó de frente con un grupo de personas. Recuerda que le gritaron: «Negro, quieto».

«¿Qué pasa? ¿Qué queréis?», preguntó el inmigrante ghanés. No hubo respuesta. Los desconocidos le acorralaron y, sin motivo aparente, uno de ellos le golpeó violentamente en la cabeza con el pitón (candado) de la moto.

Collins explica con gestos el desconcierto que sintió tras ese primer envite, que le dejó aturdido en el suelo de la calle. Luego vinieron otros dos golpes más con el candado, uno en el pecho y otro en el brazo. Otro de los jóvenes le pinchó con un cuchillo en la sien, por lo que empezó a sangrar abundantemente.

Huida

La víctima recuerda que los agresores le gritaron hasta en tres ocasiones la palabra «negro» en modo despectivo durante el ataque, que se prolongó unos minutos. A continuación, se dieron a la fuga en unos ciclomotores.

Fue un trabajador del servicio de limpieza Limasa quien encontró al inmigrante tendido en el suelo rodeado de manchas de sangre, aunque sin perder la conciencia, y avisó a la sala del 092 de la Policía Local de Málaga.

Una patrulla del servicio nocturno acudió inmediatamente al lugar y acompañó a Collins a Urgencias del Hospital Carlos Haya, donde ingresó sobre las dos de la madrugada. Según el parte de lesiones, presentó traumatismo craneoencefálico con un enorme hematoma, una herida incisa en la cabeza y policontusiones en distintas partes del cuerpo. «Me dolía muchísimo la cabeza. Ahora menos, pero no se me ha quitado», dice. Permaneció en observación toda la noche hasta que ayer por la mañana recibió el alta médica.

La víctima indicó a los agentes que le habían atacado unos desconocidos, pero que, a simple vista, no le habían quitado nada. No le sustrajeron el cordón de oro que llevaba en el cuello ni tampoco la cartera, que se le cayó al suelo durante el ataque. La encontró más tarde a unos metros.

Sin embargo, el inmigrante ghanés, que trabaja en el sector de la construcción, asegura que después comprobó que le faltaban 1.250 euros de la cartera, aunque considera que el robo no fue el motivo de la agresión.

Desconcertado

«No puedo entender su manera de pensar. Llevo años viviendo en España y nunca me ha ocurrido nada parecido. Nadie se ha metido conmigo hasta ahora». Collins cree que le pegaron sólo por ser negro y que los agresores, al ver que se le cayó la cartera al suelo, le robaron el dinero.

Collins avisó desde el hospital a María José Claros, voluntaria de la ONG malagueña Malaika, para que recogiera a su amigo en la estación de autobuses. «Estoy convencida de que fue un ataque racista, porque conozco a Collins desde hace años y no se mete con nadie. A veces, voy con algún inmigrante caminando por la calle y veo cómo los insultan gratuitamente».

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