A Francia con la Bultaco
Las Provincias, 28-04-2006Muy emotiva, en su sobriedad, la exposición
Lejos de casa
, organizada por Bancaja en la Estación del Norte, rememorando con diversos testimonios los avatares de los españoles que tuvieron que recoger cuatro trastos y levantar el vuelo para ganarse la vida en países extranjeros (Argentina, Francia, Alemania).
L
a emigración española a Europa en los años 60 no tiene testimonios, ni elegías, ni reconocimiento histórico ni memoria colectiva. Vive en los silencios de sus protagonistas, reflexiona Mercè Ibarz en el catálogo de la muestra.
U
n silencio que ahora, con
Lejos de casa
, ha dejado de serlo, aunque parcialmente, ya que muchas de esas historias, duras y que mueven a la solidaridad (no sólo retrospectiva), quedarán en el anonimato.
Q
uiero contar la peripecia de unos amigos, Francisco Guillem Ortiz y Consuelo Durá, que a mediados de los años 60 trabajaron como temporeros en Orange y Violés. Durante varios años estuvieron yendo y viniendo desde Alberic a esas ciudades francesas. No viajaban en tren, como los agricultores de Oliva que huyeron en 1956 de la gran helada que aniquiló los campos valencianos. Francisco y Consuelo hacían los 900 kilómetros del trayecto en una modesta aunque resistente Bultaco.
Do
s personas en una moto, nada menos que cerca de mil kilómetros. Con fiambreras, bocadillos y la maletita de cartón. A veces tenían que hacer noche por el camino. ¿En qué hotel os quedabais? En el hotel de las estrellas, responde Francisco. A la intemperie, malamente resguardados en cualquier rincón.
E
n uno de los viajes un coche adelantó a la Bultaco y golpeó en la pierna a Consuelo. El incidente le dejó para siempre una gran cicatriz y le impidió andar con normalidad durante meses, aunque no dejó de trabajar ni un sólo día. Estaban
Lejos de casa.
V
olvamos a esa exposición. María Álvarez cuenta que a Berlín llegan hoy jóvenes latinoamericanos sin papeles, igual que sucede en las ciudades españoles, y también en nuestras zonas rurales, ya que entre los trabajos que los índigenas no quieren hacer está la recolección de fruta y otros trabajos agrícolas.
C
uando uno contempla frecuentes conductas xenófobas en la sociedad española hacia los africanos y sudamericanos que vienen aquí a intentar sobrevivir, pienso que la desmemoria y el desclasamiento son causa de muchas ingratitudes y violencias sociales.
(Puede haber caducado)