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BARCELONA. El índice de barceloneses que asegura haber sido víctima de algún tipo de delito va en aumento desde 1998 y supera ya el 20%, un porcentaje que se asemeja al de 1988 (21,6%), y que desde el Ayuntamiento se atribuye a fallos en la cohesión social, la inmigración y el menor control fronterizo.

Según un estudio elaborado por el sociólogo Juli Sabaté sobre los «22 años de la encuesta de victimización de Barcelona y su área metropolitana (1983 – 2004)», que ayer se presentó en una jornada sobre seguridad urbana, en estas dos décadas la delincuencia afectó anualmente, de media, a entre el 15 y el 20% de los barceloneses, con una cota máxima del 26,2% en 1986 y un mínimo del 13,4% de 1998, año en el que comenzó de nuevo a ascender.

Sabaté señaló que según estos datos, Barcelona no puede considerarse una ciudad «especialmente insegura», en comparación con otras ciudades europeas del mismo rango poblacional. Este experto no cree tampoco que los barceloneses sean ahora más miedosos que a mediados de los años ochenta, cuando la ciudad se encontraba en medio de grandes cambios sociales, sino que simplemente «tenemos mucho más en cuenta la seguridad y eso quizás nos haga tener un poco más de miedo, porque antes éramos más pobres y teníamos menos que perder; a más bienestar, tenemos más temores», informa Efe.