El ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, avanzó hoy su intención de “vaciar los guetos” de jornaleros inmigrantes y combatir las mafias que los explotan en el campo, tras la muerte de 16 de ellos en dos accidentes de tráfico.

Salvini visitó hoy la ciudad italiana de Foggia (Apulia, sur), donde ayer lunes murieron en un accidente doce inmigrantes que regresaban de recoger tomates en el campo en un furgón, el segundo siniestro después de otro en el que murieron cuatro el sábado.

Apuntó en una rueda de prensa que “la lucha a la mafia y a la explotación” es una de sus prioridades y sostuvo que usará “todas las armas disponibles para perjudicar a los delincuentes” que se aprovechan de los inmigrantes para trabajar las tierras.

Salvini abogó por actualizar la ley que regula el trabajo en el campo y dijo que “una inmigración descontrolada ayuda a la mafia” pues, apuntó, “si no hubiera miles de desesperados que explotar por los delincuentes, les sería más difícil hacer negocios”.

Por eso explicó que el objetivo “a medio plazo” es “vaciar los guetos” donde viven muchos de los inmigrantes que trabajan para los patrones agrícolas del país.

“No es posible que en una sociedad evolucionada como la nuestra se hable de guetos de gente que vive fuera de la ley”, opinó.

Por otro lado, apostó por atacar “los patrimonios de los mafiosos que viven de la explotación de la inmigración clandestina”.

Salvini además dijo que “se tratará de obligar a la legalidad en los transportes” de los jornaleros y explicó que en los últimos tiempos – sin aclarar el plazo – se han embargado 300 furgones de matrícula búlgara sin seguro.

También criticó “la importación de esclavos” de países como Rumanía y Bulgaria y dijo que escribirá a sus homólogos para pedirles “atención y control”.

El ministro y líder de la ultraderechista Liga también aprovechó su comparecencia para arremeter contra la política comercial de la Unión Europea y defender sus tesis proteccionistas.

“Si la agricultura italiana no fuera obligada a seguir la competencia desleal de otros productores, probablemente tendríamos fenómenos reducidos de ilegalidad”, explicó.

Y agregó: “Si Europa no nos obligara a seguir la importación forzada de tomates tunecinos, naranjas marroquíes, arroz birmano, grano canadiense o leche en polvo de la otra parte del mundo, para nuestros agricultores probablemente vivir y sobrevivir sería más simple”.