Estos dibujos nacen de la misma región del extravío.El dibujante Ulises Culebro (México D.F., 1963), responsable de ilustración de EL MUNDO, hundió las manos en ese punto inconcreto de la geografía en el que grandes viajeros se dejaron el resuello y las brújulas crujían. Con su nombre, Norte magnético, ha bautizado su última exposición en Madrid, en la galería/librería Pantha Rei (calle de Hernán Cortés, 7). Y en ella despliega casi 30 trabajos que rugen de rabia, que mueren de risa. Todos con el desafío de una segunda lectura dentro.

«Descreo tanto de los sentidos únicos como de los prejuicios, que no son más que la negación de un mejor conocimiento de nosotros mismos», dice el autor. En esta última muestra, Ulises Culebro desata un alfabeto social y reinterpreta los movimientos migratorios, arremete contra la tozudez de las fronteras, denuncia la siniestra melodía del hambre en medio mundo, las diferencias como el gasógeno del desclasamiento… «En estos dibujos hay una militancia que no pretende ser defensa ni explicación, sencillamente el atestiguamiento de un fenómeno que no cesa sólo por el hecho de condenarlo», subraya.

Y prefiere hablar de migración más que de inmigración. Más de tránsito necesario que de invasión. Así prefiere hablar en sus trabajos, muchos de ellos publicados en este periódico y otros tantos aún inéditos. «Estamos tan absorbidos por ese pequeño fragmento de actualidad en el que vivimos que no entendemos la intensidad del fenómeno migratorio. Hablo de tránsito y de búsqueda, del cambio que implican los impulsos esenciales del hombre».

Los dibujos dicen esto mismo, son el mapa herido de esa otra realidad diaria y su naufragio.