Unai y Bruno reviven la odisea en patera de Omar
Save The Children lleva a Senegal a dos chavales, de 13 y 14 años, para que conozcan el viaje de un migrante adolescente
El Correo, , 01-08-2018«Llegamos de noche a Senegal y desde el coche casi no pudimos ver nada. Cuando despertamos y salimos del hotel, nos encontramos un montón de puestos ambulantes. Están por todas partes, también en la Laguna Rosa. Hay mucha vida aquí y cabras sueltas en cualquier parte. Y neumáticos en cada esquina que todavía no sé para qué sirven». Los ojos de Bruno, de 13 años, amanecen estos días a la luz sin filtros de Senegal. Viaja con su madre, la periodista radiofónica María Hernández, quien no dudó un instante a la hora enrolarse en este viaje a la conciencia que ha lanzado Save The Children y en el que les acompaña también la familia de Unai. La última campaña de sensibilización ha ofrecido a estos dos chavales, un madrileño y un catalán, la oportunidad de meterse en la piel de Omar, un joven senegalés que dejó su casa con 17 años para montarse en una patera rumbo a Europa, como el año pasado intentaron 2.177 menores. «Aquí Bruno va a aprender cosas importantes y se llevará algunas imágenes grabadas en la memoria que le ayudarán a entender el mundo. Creo que es una experiencia que puede marcar su vida», expresa Hernández, que ha viajado por trabajo a varios países africanos.
El lunes aterrizaron en Senegal, donde pasarán cinco días visitando la patria de Omar y conociendo su casa y a su familia. «Acabamos de encontrarnos con ellos. Son un montón de hermanos. Hay muchísimos niños en la casa. Las paredes son blancas, aunque sólo están pintadas por un lado», relata Bruno. Cuando se inscribió para solicitar una plaza supo que tenía que responder en vídeo a tres preguntas. Una de ellas era: «¿Qué es para ti una frontera?». «Es algo que ponemos nosotros para que otra gente no pueda cumplir sus sueños», respondió. También admitió que el viaje le daba «algo de miedo», pero que sabía que «enseguida estaría a gusto». Ya lo está.
La miembro de Save The Children Mari Luz García acompaña a las dos familias en este periplo. La ONG pretende con esta original campaña «concienciar sobre lo que sucede a los menores que intentan llegar a España», donde muchas veces son detenidos aunque la ley lo prohibe expresamente. La organización también reclama que se realice «una correcta identificación con pruebas fiables de edad, que no haya separaciones forzosas de las familias con menores y que cuenten con información adaptada a su edad y en su idioma, además de que se respete el interés superior del menor».
«Gente más feliz»
Meritxell Margarit es una viajera empedernida, al igual que el resto de su familia. Recorren el mundo hace años en una experiencia compartida que luego vuelcan en documentales televisivos uno de ellos fue emitido en Cuatro el año pasado. Su hijo Unai tiene 14 años. «Hemos pasado año y medio dando la vuelta al mundo en busca de especies en peligro de extinción. Había estado otras veces en África y visto otros poblados como el de Omar, pero es diferente. Esta vez venimos a conocer la vida de la gente», explica. «Me llama la atención que veo aquí a la gente más feliz que en Europa, aunque tenga menos recursos».
Las cifras
2.177
menores intentaron alcanzar las costas españolas el año pasado. Muchos de ellos son detenidos pese a que la ley lo prohíbe.
22.500
inmigrantes han sido rescatados por Salvamento Marítimo desde enero. La intensidad se disparó a finales de junio, coincidiendo con las semanas de buen tiempo, lo que facilita el paso del Estrecho en patera.
17.000
migrantes arribaron el año pasado. El incremento se atribuye al cierre de otras rutas y a la «relajación» en los controles de Marruecos.
Han estado con la familia de Omar, en la zona de Thies, y pronto se desplazarán hasta esa playa donde él puso rumbo a Canarias. Al tercer día de viaje, el cayuco comenzó a inundarse con 150 personas a bordo. Hicieron turnos para achicar agua durante cuatro días hasta que fueron rescatados cerca de Tenerife. Omar pasó cinco semanas en un centro de internamiento para extranjeros. Luego viajó a la Península y trabajó de temporero en Almería. Ahora, con 29 años y un trabajo estable en un restaurante madrileño, ha decidido volver a casa para contar su historia a Bruno y a Unai. Un relato que cambiará su vida irremediablemente.
(Puede haber caducado)