La Guardia Civil rastrea entre las viejas amistades de la mujer secuestrada junto a su hijo en un chalet de Matadepera (Vallès Occidental) para dar con la banda que el lunes asaltó la vivienda de su pareja. Los investigadores mantienen como principal línea de investigación que algún conocido de la mujer, una colombiana de 25 años, pudo “vender” información a los delincuentes. Eso sí, la mujer, de momento, se mantiene al margen de cualquier sospecha.
Los agentes del grupo de delitos contra las personas de la comandancia de la Guardia Civil de Barcelona están convencidos de que los asaltantes no eligieron la casa del empresario Fernando G. A. al azar. Hacía varias semanas que otra joven colombiana, buena amiga de la mujer, convivía con ellos en el chalet.
“Esta chica salía muy temprano de la casa para ir a trabajar a la fábrica del hombre, y al marchar desconectaba la alarma”, indicó ayer un responsable de la investigación, quien apuntó, sin embargo, que el sistema de seguridad de la vivienda era “muy precario”. Los delincuentes sabían que esa alarma estaba desconectada y que podrían acceder al interior de la vivienda sin dificultad.
¿Cómo lo sabían? “Pues igual alguna de las dos mujeres pudo comentar inconscientemente ese dato en un entorno determinado en el que alguien prestó mucha atención”, indicaron fuentes próximas a la investigación.
Para los investigadores no es determinante que la mujer del empresario, con el que convivía hacía poco más de año y medio, hubiera sido detenida hace dos años por un delito de tráfico de estupefacientes del que fue juzgada y absuelta. “Eso sí, se ha relacionado con gente a la que se está investigando”, añadieron.
Los asaltantes – – tres hombres y una mujer con acento ecuatoriano, según la declaración de la mujer – – entraron en la casa convencidos de que había una caja fuerte. Tras comprobar que no había dinero en la vivienda, reunieron joyas de gran valor y varias tarjetas de crédito con su número PIN. Entonces se llevaron a la mujer y a su hijo de 5 años, a los que encerraron durante más de cuatro horas en el maletero de un Mercedes de la familia, para asegurarse de que el código de las visas era el correcto. La Guardia Civil reiteró ayer que los asaltantes no reclamaron al empresario ningún tipo de rescate.

BOTÍN DE 3.020 EUROS
Los delincuentes operaron en varios cajeros automáticos. Casi siempre eligieron cajeros exteriores para evitar ser grabados por las cámaras de seguridad, aunque uno de éstos está situado justo enfrente de una joyería con cámaras cuyas cintas todavía se están visionando. De hecho, un investigador reconoció anoche que todavía no tienen imágenes “buenas” con las que poder trabajar. Al final, los delincuentes consiguieron extraer 3.020 euros.