El nuevo director de Inmigración, Roberto Marro, que ha llegado al cargo en sustitución de Omer Oke, reclamó ayer para el Gobierno vasco la competencia de conceder autorizaciones de trabajo en la comunidad autónoma, tal y como se reconoce en el nuevo Estatut de Cataluña. «Es necesario para poder regular el mercado laboral. Ahora, una autorización se retrasa nueve o diez meses. Los empresarios no pueden esperar ese tiempo», explicó.

Marro volvió a reclamar la derogación de la Ley de Extranjería porque genera trabajadores ‘sin papeles’ y les aboca a la exclusión social. Mientras tanto, anunció que la política vasca de inmigración se orientará a la «inserción laboral» de los extranjeros, ya que el empleo es, a su modo de ver, la vía de la integración social. «Los extranjeros han venido a trabajar y a desarrollar un proyecto vital. No han venido a acaparar las ayudas sociales», indicó.

El director de Inmigración – un abogado de origen peruano que adquirió la nacionalidad española – defendió una estrategia de acogida que sea «progresista y realista», al mismo tiempo, y que esté basada en el principio de que la ciudadanía se deriva de la residencia en un lugar, no de la nacionalidad.

Marro recordó que la población inmigrante del País Vasco (72.766 empadronados) no tiene el volumen de otras comunidades, pero destacó que en 2005 aumentó un 23% respecto al año anterior y que esa tendencia creciente se está acentuando.