Durante dos semanas varias decenas de migrantes (más de cincuenta en los últimos días) han estado pernoctando en las canchas deportivas de Atxuri. Se trata de personas que se habían quedado sin techo tras agotar los tres días que ofrece el centro gestionado por Cruz Roja en Bilbao para gente en tránsito. En consecuencia, buena parte de ellos ya no estaba de paso, sino que había decidido quedarse aquí. Durante los quince días que pasaron en Atxuri recibieron la asistencia de los vecinos (alimento, información…). Y ayer, éstos pasaron el testigo a los residentes en Bilbao la Vieja, hasta donde se desplazaron los migrantes en una kalejira con la que autóctonos y foráneos quisieron denunciar la desidia de las administraciones y su falta de apoyo a estas personas. En concreto, dormirán en la Kultur Etxea, espacio gestonado por varios grupos sociales que se han prestado para ofrecer esta ayuda.
Justo en este momento, el Ayuntamiento ha decidido reparar el sistema de cierre para impedir el paso al equipamiento de Atxuri por las noches. Aunque, eso sí, desvinculan este proceder del hecho de que haya sido utilizado para facilitar techo a toda esa gente. Según fuentes municipales, desde que las canchas se abrieron al público el 29 de julio de 2016 «se han cerrado durante la noche, al igual que el resto de equipamientos deportivos en la calle». El objetivo es evitar molestias a los vecinos, sobre todo en forma de ruidos. Aunque en este caso hay ciertas condiciones especiales porque por la zona donde están las canchas de Atxuri se da acceso a un ascensor municipal, de manera que su horario de apertura es especialmente extenso: desde las seis de la mañana a las doce de la noche.
El momento oportuno
¿No es mucha casualidad que justo se repare el cierre ahora que salen los inmigrantes? Desde el Ayuntamiento admiten que se ha esperado hasta este momento para «minimizar los posibles perjuicios a todas las partes implicadas», especialmente «a las personas que estaban durmiendo allí» y que están en una «situación de vulnerabilidad».
El argumento no convence al colectivo vecinal Atxurigorri, que es el que ha estado asistiendo a los migrantes todo este tiempo. Para esta asociación, el único propósito del cierre es evitar que en el futuro este espacio pueda volver a ser ocupado por personas que necesiten cobijarse bajo techo. «No sólo es que las instituciones ni se hayan preocupado de ellos, ni se hayan pasado por aquí; es que ahora lo cierran para evitar que otra gente pueda venir. Ni les ayudan, ni permiten que otros les ayudemos…».
De hecho, el colectivo vecinal es muy duro con el Ayuntamiento al asegurar que desde que el equipamiento entró en servicio, hace dos años, nunca se había cerrado por la noche hasta ahora.