El repunte en la llegada de migrantes a Bilbao obliga a derivar 43 a Vitoria y San Sebastián

Medio centenar que llevan dos semanas en las canchas de Atxuri ayudados por los vecinos se trasladan hoy a Bilbao la Vieja

El Correo, Luis López, 24-07-2018

El pasado fin de semana fue uno de los más intensos de los últimos tiempos en aguas del Estrecho y del mar de Alborán porque más de mil personas procedentes de África fueron rescatadas cuando navegaban en pateras para alcanzar Europa. Otras, nadie sabe cuántas, alcanzaron por su cuenta las costas andaluzas.

Hasta hace poco, en Euskadi estas cosas sonaban lejanas. Pero desde finales del pasado mes de junio la crisis migratoria se recrudeció y ya nadie es ajeno a ella. Las administraciones vascas, junto con la Cruz Roja, tuvieron que articular mecanismos para atender a las cientos de personas que llegan hasta aquí. Mayoritariamente, están en tránsito hacia otros destinos de Europa.

Bilbao es la plaza vasca a la que llega la mayoría de los migrantes en un goteo constante que el pasado fin de semana ganó en intensidad debido a lo ocurrido en Andalucía. De hecho, arribaron a la capital vizcaína súbitamente más de un centenar de personas. Dado que el albergue que gestiona Cruz Roja con financiación pública tiene 88 plazas, con un nivel de ocupación variable según las fechas, la ONG se vio obligada, por primera vez en este tiempo, a derivar a 43 migrantes a los equipamientos de Vitoria y San Sebastián. En concreto, 23 fueron a la capital alavesa y 20 a la guipuzcoana, según fuentes de la organización que presta ayuda humanitaria a quienes llegan en estas circunstancias. Con todo, los mismos medios aseguran que la situación no está descontrolada y hay recursos para hacer frente a episodios de esta naturaleza.

«Dentro de cuatro meses sabremos cuál es la situación»
Nadie sabe muy bien qué está pasando ni cuánto va a durar. «De aquí a cuatro meses, una vez que haya terminado el verano y el buen tiempo, sabremos cuál es la situación en realidad». Lo dice Gorka Moreno, director del Observatorio Vasco de la Inmigración (Ikuspegi). Si la llegada de migrantes se mantiene, y si un porcentaje de ellos se queda, «habrá que adaptar los recursos actuales». Sin embargo, recuerda que la mayoría están de paso y que «el 70% del aumento de la población inmigrante es por ciudadanos de Iberoamérica».

También es cierto que hay bastante confusión con respecto a la dimensión del fenómeno. Prueba de ello es que en las últimas semanas se han venido ofreciendo datos que luego resultaron ser poco precisos o directamente erróneos. Según las últimas cifras de Cruz Roja, facilitadas a este periódico, desde finales de junio hasta ayer se estima que han llegado a Euskadi un total de 1.056 migrantes. La mayoría, a Bilbao. De ellos fueron atendidos por la organización 779, en una asistencia que va desde ofrecer cobijo hasta facilitar gestiones de todo tipo y, sobre todo, información.

Marcha de protesta
Hay otra derivada. Aunque la mayoría de los migrantes optan por seguir camino hacia el norte (Francia y Bélgica son sus destinos prioritarios), también los hay que deciden quedarse en Bilbao. ¿Cuántos? Nadie lo sabe. Pero ya hay decenas que, tras consumir el máximo de tres noches en el albergue de Cruz Roja, pernoctan en distintos lugares de la ciudad. Entre ellos, el más de medio centenar que lleva casi dos semanas en las canchas de Atxuri, donde reciben la ayuda de los vecinos del barrio. «La mayoría de ellos quiere hacer su vida aquí; ya hay varios recibiendo clases de español», explican fuentes del colectivo vecinal Atxurigorri.

En su contexto
1.056
migrantes han llegado a Euskadi en el último mes (desde finales de junio hasta ayer), según estimaciones de Cruz Roja. La mayoría ha recalado en Bilbao. La ONG, en un plan de ayuda financiado por las administraciones, ha atendido a 779 con servicios que van desde el alojamiento en albergues hasta la alimentación, información o asistencia a la hora de hacer trámites.
88
plazas tiene el albergue de Cruz Roja en Bilbao. Durante el pasado fin de semana no ha podido acoger a los más de cien migrantes que han llegado. 23 fueron derivados a Vitoria y otros 20 a San Sebastián.
Autobuses fletados
Cruz Roja está fletando autobuses desde Andalucía para favorecer el tránsito por España de migrantes en tránsito hacia más allá de los Pirineos. Ya no les facilita asientos en buses de línea porque, en pleno periodo vacacional, suelen estar llenos. Con todo, resulta difícil seguir a muchas de estas personas porque bajan en puntos intermedios y, en ocasiones, no tienen un destino claro ni saben donde están.
Hoy, estos jóvenes africanos pasarán a Bilbao la Vieja, donde sus vecinos tomarán el relevo a los de Atxuri en el apoyo a los migrantes. «Para denunciar esta situación y la desatención de las administraciones convocamos una kalejira a las 21.00 desde la Plaza de la Encarnación», convocan.

Lo que critican estos vecinos y colectivos como Ongi Etorri Errefuxiatuak es que, más allá del dispositivo de emergencia para gente de paso, las instituciones no ofrecen recursos para quienes deciden quedarse. Es decir, para quienes dejan de ser migrantes y pasan a ser inmigrantes o, directamente, gente sin techo. Fuentes del Gobierno vasco sí admitieron que la situación preocupa y podría ser necesario reforzar los equipamientos ordinarios; por ejemplo, los albergues para personas sin hogar, que están llenos.

Pero lo cierto es que las administraciones se están tratando de escabullir a la hora de dar explicaciones y están pasando la patata caliente a Cruz Roja por lo complicado y controvertido del asunto. Lo primero, porque la crisis migratoria no tiene arreglo inmediato, en la medida que la única solución es dar esperanza en los países de origen, y eso excede con mucho el ámbito local. Lo segundo, porque aquí únicamente se pueden poner parches en forma de ayuda humanitaria, y nadie sabe ni la dimensión del fenómeno ni si se va a prolongar durante mucho o poco tiempo. Y, tercero, porque estas cosas despiertan recelos en una parte de la sociedad que ve una amenaza en la llegada de personas que buscan mejorar sus vidas. En fin, un panorama potencialmente explosivo a menos de un año de las elecciones municipales y forales.

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