Bush juzga inviable la deportación masiva de los 'sin papeles' y aboga por legalizarlos

La Vanguardia, 25-04-2006

- George W. Bush entró ayer en el debate nacional sobre la inmigración con un claro apoyo a la propuesta de legalización parcial de los sin papeles que está analizando el Senado. En Irving (California), el presidente de Estados Unidos reconoció en un discurso que “una deportación masiva de gente (los indocumentados) es irrealista y no va a funcionar”. De esta forma tomaba partido por la alternativa más generosa que se maneja en el Congreso y en contra del duro proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes, que criminalizaría a los ilegales.
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La intervención de Bush se produjo cuando el Senado reanuda sus sesiones, tras la pausa de Pascua, y el tema inmigratorio se ha calentado sobremanera debido a las multitudinarias manifestaciones en apoyo de una solución favorable a los inmigrantes. El presidente admitió que se trata de una “cuestión emocional”, que levanta pasiones, pero explicó sin rodeos su propuesta. Según él, Estados Unidos es “una nación de inmigrantes” y lo seguirá siendo, sin perder su tradición de acogida y de ofrecer la oportunidad para que los llegados adquieran la ciudadanía y se sientan estadounidenses en igualdad de condiciones. Dicho esto, hizo hincapié en que la frontera ha de controlarse mejor, para regular el flujo, y han de frenarse los métodos clandestinos que son indignos y peligrosos para personas cuyo único objetivo, según dijo, “es poner comida sobre la mesa”.
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él, Estados Unidos es “una nación de inmigrantes” y lo seguirá siendo, sin perder su tradición de acogida y de ofrecer la oportunidad para que los llegados adquieran la ciudadanía y se sientan estadounidenses en igualdad de condiciones. Dicho esto, hizo hincapié en que la frontera ha de controlarse mejor, para regular el flujo, y han de frenarse los métodos clandestinos que son indignos y peligrosos para personas cuyo único objetivo, según dijo, “es poner comida sobre la mesa”.
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“Podemos ser una nación de leyes y también una nación compasiva”, dijo Bush. Recordó que, desde el año 2001, han sido capturados y devueltos a sus países seis millones de personas que cruzaron ilegalmente la frontera, pero hay que hacer mucho más, debido a las mafias de tráfico de personas y la industria de documentos falsos que los inmigrantes exhiben para encontrar empleo.
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Para el presidente, es un “concepto interesante” la idea del Senado, aún no consensuada, para que quienes lleven más de cinco años en Estados Unidos puedan obtener la residencia indefinida y se les abra la vía a la nacionalización, aunque no automática. Insistió en que “se pongan a la cola” y no sean tratados con privilegio para este último trámite. Como requisitos, mencionó que paguen una multa y se comprometan a aprender inglés, pues “es parte del sistema estadounidense”. Respecto a quienes lleven menos de cinco años, no concretó cuál debe ser la solución definitiva, si bien respaldó a grandes rasgos las propuestas del Senado de dar, a parte de éstos, permisos laborales temporales. Está por ver, sin embargo, cómo se comprobará de manera fehaciente el tiempo de residencia de los sin papeles.
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Los visados de trabajo fueron la iniciativa originaria de Bush, ya antes de su reelección como presidente, pero no se concretó. Ahora abraza la alternativa mucho más generosa de legalizar con carácter definitivo a los sin papeles que llevan más de cinco años. Los permisos laborales son, para Bush, una manera de “tratar a la gente con respeto”, de minimizar el tráfico inhumano y letal que organizan los coyotes y de cubrir puestos de trabajo que no quieren ser ocupados por estadounidenses. Tal vez para convencer a los legisladores más reticentes y mostrarles que la Administración no es demasiado blanda, el Departamento de Seguridad Nacional anunció la semana pasada medidas más duras contra las empresas que empleen a inmigrantes ilegales.
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