El elevado precio de los alquileres obliga a cientos de vitorianos a compartir piso
El 40% de los hombres separados debe optar por esta fórmula para poder llegar a fin de mes
El Correo, 24-04-2006No sólo estudiantes. Compartir piso no es ya un fenómeno exclusivo de universitarios desplazados del domicilio familiar. La carestía de los alquileres en la capital alavesa obliga a centenares de vitorianos a renunciar a una vivienda para sí solos y a conformarse con una habitación con derecho a cocina, baño y, en ocasiones, sala de estar.
El aumento de esta tendencia se ve de forma clara en la sección de oferta y demanda de alojamientos de los periódicos y de otro tipo de publicaciones. Más de 70 personas buscan una habitación en estos momentos a través de Internet. «Los anuncios vienen a durar una semana. Cada día entran de 20 a 25 nuevos», detalla el joven Imanol Montoya, que gestiona una web especializada.
Montoya y sus tres hermanos crearon ‘alkila.net’ después de haber vivido en países como Irlanda, Alemania, Italia, Francia y Canadá, «donde el alquiler por Internet funciona muy bien». El perfil de los usuarios de su página es el de estudiantes en un 60% de los casos. El 40% restante reúne a gente de todo tipo «incluso de 40, 50 y hasta 60 años», comenta.
Un colectivo importante en este nuevo mercado es el de hombres divorciados. Según un informe de la Asociación de Madres y Padres Separados de Álava (Amapase), entre el 40% y el 45% de los varones que rompen su relación de pareja o matrimonial tiene que recurrir a compartir piso para poder llegar a fin de mes. «No pueden acceder a una vivienda completa», explica la vicepresidenta del colectivo, Marisol Palacios.
Y es que, al ser la mujer quien se queda en la mayoría de los casos en el domicilio conyugal por tener la custodia de los hijos, buscar cobijo en un mercado desorbitado como el vitoriano no es tarea en absoluto fácil. Sobre todo, cuando hay que pasar cada mes la pensión por alimentos y, en ocasiones, hacer frente al pago de la hipoteca del piso en el que ya no se reside.
«Es sangrante»
«La situación es sangrante», se queja Palacios. «Muchos hombres no tienen una vivienda digna para poder estar a gusto con sus hijos. Por ello, reclamamos un cupo de pisos para padres separados en los sorteos de pisos. Al fin y al cabo, funcionan como familias monoparentales», argumenta. La dirigente de Amapase añade que el nuevo Código Civil en el que se establece la custodia compartida, debe provocar un cambio en la normativa de los sorteos. «Ya no sirve la disculpa de que no les corresponde la guarda de los hijos», recalca.
Los precios de las habitaciones son elevados. Un vistazo a los más de 120 anuncios que figuran en una publicación especializada en este tipo de mercado revela que es muy difícil encontrar algo por debajo de los 200 euros al mes y el precio medio se sitúa en los 300. Cuando la habitación ofertada es doble y cuenta con baño propio en un piso con todo tipo de servicios – DVD, línea ADSL, entre otros – se llegan a pedir 500 euros.
Además de personas separadas y de jóvenes con salarios insuficientes para asumir en solitario un alquiler que nunca baja de los 600 euros al mes, los inmigrantes constituyen también un grupo numeroso de demandantes de pisos compartidos. Dentro de este colectivo, según ha podido comprobar EL CORREO, figura incluso un importante número de parejas.
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