Geografía femenina
Por primera vez en España, un atlas analiza el trato abusivo y desigual que sufre la mujer en el mundo. Más de 45 mapas ofrecen una imagen muy gráfica de realidades «que abruman»
El Correo, 23-04-2006Curvas, picos, abismos y contornos. Ya sea en textos o en imágenes, muchas son las publicaciones que recorren y desvelan la geografía femenina. Exitosas, populares y, sobre todo, muy conocidas, cualquier persona podría nombrar unas cuantas sin demasiada dificultad. Sin embargo, es muy probable que ninguna de ellas sea tan gráfica – ni tan veraz – como la que acaba de presentar Cándida Gago en Madrid.
Con el apoyo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, y bajo el sello editorial del Grupo SM, esta experta en género y desarrollo, especialista en cartografía y profesora de la Universidad Complutense ha publicado el ‘Atlas de las mujeres en el desarrollo del mundo’, un volumen que, por primera vez, ofrece un análisis cartográfico mundial de las diferencias de género. El libro, claro, está lleno de curvas. Pero son indicadores de pobreza. Y sí enseña muchos picos: de analfabetismo y mortalidad. Los contornos son discriminatorios, y los abismos, de mutilación.
Las estadísticas que se manejan – rigurosas e impactantes – sacuden a quien las ve porque parecen de mentira. Suenan más a ficción o a ‘mapamundi del horror’ que a hechos verídicos y constatados por entidades internacionales. Y eso que las cifras provienen de fuentes tan fiables como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para Rosa María Peris, directora del Instituto de la Mujer, los datos contenidos en el atlas marcan «la necesidad de seguir trabajando en políticas antidiscriminatorias», ya que reflejan la realidad pura (y dura) que viven a diario millones de féminas. Los itinerarios de este mapa tienen paisajes abrumadores y recodos de tristeza. Pero es inútil cerrar los ojos.
RUTA 1: POBREZA
Según la Organización de las Naciones Unidas, hay 1.300 millones de pobres en el mundo. Analfabetos, por lo general, subsisten con menos de un dólar al día y su esperanza de vida no supera los 40 años. El 70% de estas personas – privadas de salud, conocimiento y medios económicos – son mujeres. En algunos países, como Níger, Burkina Faso, Etiopía, Sierra Leona o Zimbabwe, estas carencias son sufridas por el 45% de la población.
A su vez, «en casi todos los países del mundo, las tasas de alfabetización femenina son inferiores a las de los hombres», subraya el texto. De los 876 millones de analfabetos que existen, dos tercios son mujeres. Estas deficiencias «se localizan en todo el continente africano, los países árabes, el extremo meridional de Asia y parte de Latinoamérica».
Con respecto al trabajo, «necesario para el desarrollo personal, la independencia económica y el bienestar de sus familias», los porcentajes tampoco son halagüeños. En algunos escenarios, como los estados árabes, la tasa de actividad femenina «apenas supera el 30%» y, aunque la cifra tiende a aumentar (especialmente en los países desarrollados), Gago reseña que «la trayectoria laboral de las mujeres es bastante inestable» y que la tasa de desempleo femenino es superior «en casi todos los países y en casi todas las etapas de la vida laboral». Como ejemplo, Siria: por cada hombre desempleado hay tres mujeres que no tienen trabajo.
RUTA 2: MUTILACIÓN Y VIOLENCIA
En marzo del año pasado, el largometraje ‘Moolaadé’ recibió un premio en el Festival de Cannes. Dirigido por el senegalés Ousmane Sembene, el filme relataba la historia de una mujer que inicia una pequeña revolución en su pueblo al intentar proteger a cuatro niñas de la mutilación genital. Además de cosechar aplausos, esta película generó estupor cuando su protagonista, Fatoumata Coulibaly, reveló públicamente que ella misma y su hija habían sufrido en carne propia la humillación de esta práctica tan ancestral como peligrosa.
El contraste, cuando menos, es brutal. Mientras algunos países del mundo invierten millones de euros en la industria del cine y en la ficción, muchos otros son escenarios de la barbarie en un plano completamente real. Lo que se cuenta por millones no es dinero, sino mujeres mutiladas. En total, 130. A ritmo de dos millones por año o cuatro por minuto. En Sudán, Etiopía o Somalia, por ejemplo, más del 80% de las mujeres son sometidas a la ablación del clítoris.
En cuanto a la violencia contra la mujer, las cifras no entienden de límites. Y tampoco de fronteras. En países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Alemania – que registran muy altos índices de bienestar económico y desarrollo – , más del 20% de las mujeres son maltratadas por sus parejas. No son los únicos lugares donde existe esta realidad. Según datos de la OMS, Turquía es el país con mayor porcentaje de violencia, con un 57,9% de mujeres maltratadas. Y a éste le siguen Etiopía (45%), India (40%), Nueva Zelanda (35%) y Perú (31%).
RUTA 3: PROSTITUCIÓN
El huracán ‘Mitch’, que asoló las costas de Centroamérica en 1998, provocó destrozos de todo tipo y daños colaterales. Uno de ellos – quizás el menos conocido – salió a la luz tres años después, cuando una investigación internacional reveló que niñas de entre doce y quince años estaban siendo vendidas a burdeles en la ciudad de Tapachula, al sur de México. «Las niñas abandonaron su país tras la devastación del huracán, pensando que iban a conseguir trabajo como camareras», señalaba el informe. No obstante, fueron vendidas y prostituidas por un precio inferior a los 200 euros.
Parecerá imposible, pero la realidad global es todavía peor. Cada año, dos millones de niñas de entre cinco y quince años son incorporadas al mercado comercial del sexo y se estima que, en todo el mundo, hay cuatro millones que son compradas y vendidas con destino al matrimonio, la prostitución o la esclavitud: un pasaporte directo a la infelicidad y el sufrimiento que la periodista riojana Chelo Álvarez presentó sin disfraces en un documental. En ‘Niñas de hojalata’, Álvarez denuncia la prostitución infantil en Nepal, donde las pequeñas «no tienen infancia». «Se aprovechan de su inocencia y la que no es violada, es secuestrada o convertida en esclava de su marido, quien la obligará a trabajar veinte horas al día y abusará de ella con pleno derecho», explicaba la periodista al presentar el vídeo.
Las violaciones son otro apartado dentro del atlas de Cándida Gago. Río de Janeiro (Brasil), San José (Costa Rica), Buenos Aires (Argentina) y Dar as Salam (Uganda) son las cuatro ciudades del mundo donde hay más denuncias por agresión sexual en relación al total de la población femenina, con un 12%, un 8% y un 6% las dos últimas, respectivamente. No obstante, la autora recuerda que «las cifras de denuncia son muy inferiores a los casos reales» y que los cálculos de la proporción «varían» desde menos del 3% en Sudáfrica hasta un 16% en EE UU. La vergüenza actúa como un poderoso silenciador.
RUTA 4: DESAPARICIONES
En el mundo existen más hombres que mujeres, aunque, por regla natural, la cantidad debería ser más o menos parecida. A menos que se efectúe una «intervención deliberada», han de nacer entre 93 y 96 niñas por cada 100 varones. Pero las cuentas fallan. Al hacerse un ‘inventario’ de personas, los números no cuadran porque ‘faltan’, en total, unos 72 millones de féminas. «Toda desviación de esa relación ‘biológica’ normal entre los sexos indica una injerencia selectiva», asegura la ONU. Y aquí sí que no hay margen de error.
Aunque casi todas las sociedades del mundo valoran más el nacimiento de los niños, en algunos países se lleva la preferencia al extremo. En mayo de 2003, la Policía de Hyderabad, en India, detuvo a tres empleados de una clínica de maternidad que habían cambiado a un niño por una niña, pagados por el padre de la pequeña. El hecho, que de por sí es alarmante, puede considerarse ‘leve’ si se lo compara con las tasas de infanticidios y abortos selectivos que se detectan allí y en los países limítrofes, como China, Bangladesh y Pakistán. Más de la mitad de las mujeres que ‘faltan’ en el planeta han nacido – o dejado de nacer – en dichos territorios.
El resto del mundo carga con la ‘desaparición’ de unos 41 millones de féminas. La relación del 96% desciende, por ejemplo, en Corea del Sur, donde hay 88 mujeres por cada cien hombres. Baja aún más en Omán y Arabia Saudí, donde la cifra se sitúa en torno al 75%, y se desploma definitivamente en Qatar y los Emiratos Árabes, ya que la cantidad de mujeres no llega a ser ni la mitad que la de hombres.
«Los abortos selectivos, el infanticidio, el abandono de niñas recién nacidas o la posterior desatención de las mismas a lo largo de su niñez» son las causas principales de esta desproporción. Una más entre tantas otras.
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