Cerca de 25.000 tunecinos se encuentran en situación irregular en Europa, principalmente en Francia e Italia, aseguró el ministro tunecino de Asuntos Exteriores, Khemaïes Jhinaoui.

En declaraciones difundidas hoy por la prensa local, el jefe de la diplomacia tunecina advirtió, asimismo, a los medios que “no se inflen las cifras de inmigración”, ya que en su opinión es negativo para el país.

Según de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), un total de 1.910 tunecinos lograron alcanzar las costas italianas en los cuatro primeros meses de este año, incluidos 307 menores de los cuáles 293 no estaban acompañados.

Una cifras que convierten al país norteafricano en el primero de origen de los migrantes que desembarcan en Italia – seguido de Eritrea, Nigeria y Sudán – , mientras que en 2017 ocupaba el noveno puesto.

El pasado 2 de junio, 68 personas fueron rescatadas y otras 73 perdieron la vida tras naufragar su embarcación precaria cerca de la isla de Kerkennah cuando trataba de llegar la italiana de Lampedusa, a apenas 160 kilómetros de distancia.

Ante la gravedad y el impacto de aquel suceso, el primer ministro tunecino, Youssef Chahed, destituyó al titular del Interior, Lotfi Brahem, que horas antes había cesado a su vez a diez altos cargos de seguridad en el marco de una investigación abierta tras el naufragio.

La mayoría de los que se aventuran al mar son jóvenes desempleados tunecinos que buscan una esperanza de futuro ante la aguda crisis económica que padece su país y que ha puesto en riesgo la única transición democrática que ha sobrevivido a las asfixiadas “primaveras árabes”.