Barcos cargados de esperanzas

Diario de Noticias, Javier Ignacio Videgain, 26-06-2018

La inmigración, según quién la refiera, puede ser un problema, un fenómeno, un reto, una oportunidad y, en el peor de los casos, un arma política arrojadiza, es decir, la ocasión ideal para que afloren la xenofobia y el racismo como argumento electoral muy rentable en las “avanzadas” democracias europeas. Demasiadas confusiones al respecto contribuyen a mantener el imaginario colectivo como que escapa a cualquier control administrativo y que depende absolutamente de los traficantes de personas. Sin embargo, los trabajadores inmigrantes de ahora no son diferentes a los inmigrantes españoles y europeos de siempre. Dejan su país en busca de una dignidad personal que allí no van a conseguir sistemáticamente, creyendo que si mejoran su suerte no es a nuestra costa sino por el esfuerzo extraordinario que están haciendo desde que decidieron partir.

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