REPORTAJE

Árabe al salir de clase

El Periodico, 21-04-2006

El respeto a otras culturas por encima de sus creencias religiosas. Ése es el espíritu que ha empujado a la escuela de los salesianos de Mataró a ceder dos de sus aulas, en horario extraescolar, a la asociación cultural islámica Annour (La luz) para que enseñe la lengua árabe.
Esta escuela es uno de los cinco colegios e institutos que en Mataró han abierto sus instalaciones a unas clases de árabe que hasta ahora se habían impartido en el centro cívico del barrio de Cerdanyola. Sin embargo, ese centro se había quedado pequeño ante la creciente e imparable demanda procedente de las familias inmigrantes.
Las dos aulas de los salesianos se han llenado de niños hijos de inmigrantes magrebíes, de entre 6 y 12 años, cuyos padres están interesados en que hablen y escriban correctamente la lengua familiar.

Problemas en Marruecos
“He traído a mis tres hijos para que mantengan nuestra lengua”, comentaba un padre, quien reconocía que no es suficiente con que los niños hablen árabe en casa. “Cuando van a Marruecos, no saben leer los carteles y no entienden muchas cosas”, apuntaba otro progenitor.
El coordinador de las clases es el doctor en filología árabe y hebrea, Yunes Harrak, que reconoce que el problema más común es que los niños hablan dialectos árabes de la calle, muy lejos de la lengua estándar. “Aquí les enseñamos el árabe estándar, conocido como el Fosha”.
Las familias pagan diez euros al mes por hijo, aunque se aplican descuentos cuando hay varios alumnos de una familia. A Annour no les molesta que los salesianos sea una escuela católica. Antes al contrario. “Es una buena señal de relación intercultural”, subraya el profesor.
Los otros centros en que se enseña el árabe son las escuelas Camí del Cros y Àngela Bransuela y los institutos públicos Miquel Biada y Thos i Codina, todos ellos situados en los barrios de Rocafonda y Cerdanyola.
De la zona de Rocafonda, se encarga la asociación musulmana El Ouahda. En la búsqueda de espacios ha intervenido el Instituto Municipal de Educación del Ayuntamiento de Mataró, por lo que la enseñanza del árabe ha tomado un cariz de servicio público. Las clases se imparten dos veces por semana y cada una dura una hora y media, a diferencia de antes donde las sesiones eran diarias. Dos asociaciones musulmanas se encargan de buscar y pagar a los profesores.
Por el momento, ya hay 120 niños de entre 6 y 12 años inscritos a estas clases. No obstante, sólo uno de ellos no es hijo de inmigrantes marroquís, según apunta Dris Ahmadi, de la asociación El Ouahda, quien recuerda que estas clases “están abiertas a todas las nacionalidades”.

120
niños inscritos
Está previsto que a partir del próximo curso escolar, la enseñanza del árabe se fomente desde las asociaciones de padres y madres de los colegios como actividad extraescolar, por lo que se espera que la cifra de niños autóctonos que se inscriban aumente.
“Agradecemos el esfuerzo que han hecho los padres de los alumnos y el ayuntamiento para tener un espacio dentro de la escuela, pues creemos que enseñar la lengua en un aula escolar es mucho mejor para el niño que hacerlo en casa o en un centro cívico”, señala Mohamed Saidi, miembro de la organización Annour.
Tras el éxito cosechado, los organizadores se plantean abrir grupos para adultos, con la idea de que el árabe no se pierda entre el colectivo inmigrante.

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