SOS Racismo pide al Gobierno el fin de la repatriación de inmigrantes irregulares a Marruecos y Mauritania

El País, 21-04-2006

T. BÁRBULO
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Madrid

EL PAÍS
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España – 21 – 04 – 2006

SOS Racismo reclamó ayer al Gobierno la revocación de los acuerdos de readmisión de inmigrantes irregulares con Marruecos y Mauritania. La ONG alega que “esos países no garantizan la necesaria protección de los derechos humanos”. Por el mismo motivo, exigió la anulación del memorándum de repatriación de menores no acompañados a Marruecos. SOS Racismo realizó estas peticiones durante la presentación de su informe anual sobre la situación del racismo en el Estado español.

El informe está basado, esencialmente, en las noticias publicadas por los medios de comunicación a lo largo de los últimos meses. La interpretación de éstas lleva a la ONG a criticar con dureza a la Unión Europea (UE), al Gobierno, a las fuerzas de seguridad y a los medios de comunicación.

A la UE le reprocha las repatriaciones conjuntas de inmigrantes irregulares en vuelos chárter que han iniciado Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y España. A juicio de SOS Racismo, “esta medida aumenta el riesgo de adoptar decisiones arbitrarias en las expulsiones y vulnera el trato individual de cada caso”.

Al Ejecutivo le exige la derogación de la Ley de Extranjería, aprobada durante el Gobierno del PP, varios de cuyos artículos fueron recurridos ante el Tribunal Constitucional, que aún no ha dictado sentencia. También pide al Ejecutivo “la implantación de medidas permanentes de regularización, ante la permanencia de aproximadamente un millón de personas en situación irregular” y la modificación de la Constitución para “hacer efectivo el derecho a voto de las personas extranjeras”.

El informe critica duramente el lenguaje de los medios de comunicación por “distorsionar la imagen de la inmigración ante la opinión pública”. También hace mención especial al colectivo gitano, del que afirma que es “el peor valorado socialmente”, y a la extrema derecha, sobre la que denuncia que aprovecha las tensiones vecinales “para promover el rechazo a la población extranjera y provocar así la fractura social y el aumento del racismo y el sentimiento anti inmigratorio”.

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