Todos hablaban del Aquarius pero la primera embarcación que llegó al muelle 1 del Puerto de Valencia fue el Dattilo. Esta embarcación era la que más inmigrantes llevaba a bordo: 274 personas. Cuatro horas después de la llegada del Dattilo llegó el esperado Aquarius escoltado hasta la bocana por el barco humanitario Open Arms. Cámaras de televisión, fotógrafos, periodistas, miembros de Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras, otras ONG y algunos políticos pusieron la vista en dirección al mar. Fue el Aquarius el barco que más sonó en los medios pero el que menos inmigrantes traía, concretamente, 106 (51 mujeres, 45 hombres y diez menores de edad).

La llegada de los 630 inmigrantes de la flota del Aquarius se completó con el atraque a las 13 horas del buque de la Marina italiana Orione, en el que viajaban 250 personas, de las que 228 eran hombres y 22 menores de edad no acompañados.

El procedimiento de atención sanitaria que se siguió con las embarcaciones fue exactamente el mismo. Tal como había adelantado el subdirector general de Seguridad de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias, Jorge Suárez, a los barcos solo ingresó personal del puerto y sanitario. El equipo de Sanidad Exterior se cubrió con trajes de alta protección (muy similares a los del ébola) para evitar la transmisión de enfermedades infecto-contagiosas y subió escalonadamente a las embarcaciones para tomar la temperatura de los recién llegados. Ello permitió dividirlos en dos grupos: los que requerían atención sanitaria y los que no.

Una vez atendidos dentro del barco, los inmigrantes fueron bajando en fila donde, además de Policía Nacional y Guardia Civil, les esperaban los miembros de Cruz Roja.
Ningún caso crítico

Fue un joven de 29 años de Sudán del Sur el primero que completó el circuito previsto por el dispositivo de atención, dentro de un protocolo en el que se trasladó a los hospitales, en primera instancia a las mujeres embarazadas y a los menores con patologías. El resto fue derivado a un centro en Cheste (Valencia). Según fuentes de la Generalitat, la totalidad de los inmigrantes superó ayer todo el circuito de atención sanitaria y, al cierre de esta edición, solo quedaban 40 personas pendientes de realizar los trámites administrativos. En la mayoría de los casos, el retraso se debió a que algunos fueron trasladados al hospital por complicaciones mínimas, fueron dados de alta y comenzaron más tarde con los trámites de filiación.

En la tarde de ayer, según los últimos datos facilitados por Suárez, un total de 200 personas requirieron atención sanitaria y 144 fueron desviadas a centros hospitalarios. No obstante, según el representante de Emergencias, se trataron fundamentalmente de «patologías menores». La estimación, de acuerdo a las últimas informaciones, era que solo cinco o seis personas permanecieran ingresadas, sin que existiera «ningún caso crítico». Sin embargo, fuentes de la Generalitat señalaron que estas personas continuarán en el hospital varios días.
«Nos dieron las gracias»

Pese a los traslados a los centros hospitalarios, la gran mayoría de los inmigrantes llegaron con mucha ilusión. «Estaban contentos y sonrientes, de hecho, bajaron cantando», relató Fátima Cabello Sanabria, enfermera y miembro de la Unidad de Emergencias de Cruz Roja, que esperó a los inmigrantes del Dattilo al pie del puerto. «Están cansados, pero vinieron animados y sonrientes, les hemos dado la bienvenida y nos han dado las gracias». Por su parte, Carmen Moreno, voluntaria de Cruz Roja, que también estaba a pie de barco, contó que «al atracar el barco empezaron a cantar».

Moreno y parte del equipo llegaron desde Andalucía, concretamente, «de costas donde suelen venir inmigrantes». Sin embargo, para ellos la llegada de las embarcaciones a Valencia fue diferente «porque allá nos avisan con una hora de antelación. Aquí vienen con médicos y se hizo todo pausadamente».