La CSU lanza un órdago contra Merkel y exige el rechazo de refugiados en la frontera

La fractura del bloque conservador del Gobierno se agrava por la política de refugiados

El País, Ana Carbajosa, 14-06-2018

La Unión Social Cristiana (CSU), el pequeño partido bávaro y conservador del Gobierno alemán, ha puesto este jueves en serios aprietos a la canciller Angela Merkel y ha sumido al Ejecutivo de Berlín en su primera crisis interna con apenas tres meses de vida a sus espaldas. Horst Seehofer, líder de la CSU y ministro de Interior representante del ala más conservadora del Gobierno, lanzó un órdago a la canciller, al exigir que Alemania rechace en sus fronteras a los refugiados que hubieran pedido asilo con anterioridad en otro país de la UE. Merkel se niega en rotundo a una medida potencialmente explosiva para la Unión Europea.

“La migración ilegal es uno de los grandes retos que afronta la UE. Por eso, pienso que no debemos actuar unilateralmente, que debemos coordinarnos con los demás [socios de la Unión]”, ha explicado Merkel tras la reunión.

La noche del miércoles al jueves, Merkel y Seehofer ya negociaron hasta altas horas sin alcanzar un entendimiento. Ambos partidos se han dado de plazo hasta el lunes, cuando las ejecutivas de sendas formaciones conservadoras tienen previsto reunirse y cuando Seehofer, en calidad de ministro de Interior, podría incluso optar por poner en marcha las medidas fronterizas al margen de la voluntad de la canciller.

Merkel considera que Berlín no debe adoptar medidas unilaterales en materia de asilo y defiende que una medida que afecta a la libre circulación en la UE debe ser adoptada en Bruselas, en concreto en el próximo Consejo Europeo del 28 de junio. La canciller propone también firmar acuerdos bilaterales con los países con mayor presión migratoria para enviar de vuelta a aquellos solicitantes de asilo que hayan entrado a la UE por otros países. Estaría dispuesta en todo caso a rechazar a aquellos demandantes de asilo cuyo solicitud ya hubiese sido rechazada en Alemania.

Por eso también, más allá de calendarios y arreglos políticos domésticos, la intensa jornada que este jueves se ha vivido en la sede del Bundestag refleja un dilema que afecta a Alemania, pero también a otros países de Europa como Austria. El florecimiento de formaciones populistas de derechas que viven de explotar las pulsiones xenófobas impacienta a partidos tradicionales como la CSU, que quieren demostrar a los votantes que son capaces de limitar la entrada de migrantes al margen de posibles consensos en europeos. Quieren demostrar que ellos, y no Bruselas, controlan los tiempos y las fronteras nacionales.

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