Las amistades del Le Pen catalán
El separatismo catalán (Nosaltres Sols!) propuso a Hitler una colaboración estrecha, basada en las similitudes entre el pangermanismo y el pancatalanismo. Una Cataluña libre, explicaron, crearía un país amigo de Alemania en el Mediterráneo
El País, , 06-06-2018Creo que la escena no ha llegado a contarse nunca por escrito, aunque su protagonista involuntario, el político socialista Luis Araquistáin, la contó alguna vez en privado, más divertido que ofendido. Araquistáin era embajador de la Segunda República en Berlín cuando se produjo la subida del nazismo al poder y como tal tuvo el triste honor de ser invitado a la cena que Hitler ofreció al cuerpo diplomático pocos días después de ser nombrado canciller. El embajador español acudió con su esposa, Gertrude Graa, Trudy, mujer bellísima, originaria de la Suiza germanófona, que tenía el alemán como lengua materna y a la que durante la cena le correspondió sentarse a la izquierda de Hitler. Su belleza de tipo nórdico —su familia procedía de un país báltico— y su alemán nativo obnubilaron inmediatamente a Hitler, que entabló una animada conversación con ella. Cuanto más admiraba la belleza de Trudy, más le extrañaba que hubiera unido su vida a un personaje tan carpetovetónico como el embajador español, sentado al otro lado de la mesa. Al final, el Führer ya no pudo contenerse y le soltó la pregunta que llevaba haciéndose desde el principio: “¿Y usted cómo ha podido casarse con ese infrahombre?”.
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