Emprendedores
De una peluquería con carácter social en Palma a un trocito de Cerdeña en Girona
La línea de autoempleo del programa Incorpora de “la Caixa”, desde su inicio en 2016, ha ayudado a cumplir su sueño a 2.169 emprendedores
La Vanguardia, , 31-05-2018“Los hay que nacen con un pan debajo del brazo y los hay que nacen con una tijera”. Es lo que, cuando era pequeña, le decía su padre a Julia Serra, peluquera de 39 años a quien todos llaman Yuli. No es de extrañar que a golpe de tijera su negocio, desde que levantara la persiana en julio de 2016, se haya convertido en algo más que un punto de encuentro del barrio Rafal de Palma de Mallorca.
El primer proyecto PAI de España
Cuando acompañó a un amigo a informarse sobre préstamos y ayudas, no podía imaginar que su peluquería sería el primer proyecto aprobado por el Programa de Autoempleo Incorpora (PAI) de “la Caixa” en España. “A pesar de trabajar peinando en casas desde los 15 años, no había cobrado nunca paro y quería cotizar”, explica.
La iniciativa de Obra Social “la Caixa” forma a emprendedores con el objetivo de contribuir a mejorar la integración sociolaboral de personas en situación de vulnerabilidad. Por eso, cuando desde el programa se interesaron por su situación y sus ideas, Yuli no lo dudó. Había soñado demasiadas veces con tener su propio negocio.
El proyecto de Yuli fue finalmente escogido y, aunque sintió vértigo, se lanzó. Pero no al vacío, porque Fernando España, técnico de autoempleo de Grec, asociación con la que trabaja el programa Incorpora en Palma, – y también conocido como ‘su salvador’ – , estuvo a su lado. Yuli valora el apoyo, “no solo en el momento de preparar el proyecto, sino más allá”. Explica que aún hoy cuenta con ayuda para ir a Hacienda, a la Seguridad Social, etc.
Algo más que una peluquería
Gracias al programa Incorpora, el caso de Yuli tiene un final feliz, una boda y un tercer hijo en camino. Sin embargo, no tuvo un principio fácil. A los ocho meses de nacer su segundo hijo, se separó. Por aquel entonces, Yuli, que no le pidió al padre más “que no se olvidara de que tenía hijas”, no pudo acceder a ninguna pensión y se quedó “con una mano delante y otras detrás”.
Hoy su historia es el inicio de muchas otras. Todas con un denominador común: su peluquería. Yuli ejerce de perfecta anfitriona del programa Incorpora y no se cansa de informar a los interesados de sus posibilidades. “Hay mucha gente que se encuentra desamparada y es importante que el PAI pueda conocerse para que se creen más negocios que ayuden de verdad a las personas”, asegura.
Aprender a no depender
A los clientes de la peluquería les gusta hablar y ser escuchados. “La gente no solo viene a peinarse, viene a sentirse acompañada, a pedir ayuda o a compartir que ha superado un cáncer”, explica la peluquera, que no duda en compartir sus experiencias. Cuenta todo lo que desde Incorpora han hecho por ella y por otros 2.169 emprendedores desde su inicio en 2016. Porque, junto a las tijeras y el peine, Yuli tiene otra vocación innata: ayudar a quien más lo necesita.
Combinar ambas es cuestión de organización y por eso todos los lunes cierra la peluquería para trabajar en domicilios dependientes y hospitales. Corta y peina a gente que no puede desplazarse, como enfermos de Parkinson. Precisamente para poder seguir ampliando este servicio, su máxima ilusión es generar un puesto de trabajo en la peluquería y contar con alguien del programa. Yuli piensa que “ojala existieran más programas como el PAI para poder aprender a depender solo de nosotros mismos”.
Embajador de emociones
Alberto Valentí tiene 45 años y lleva dos años en Girona. Conoció la ciudad a través de una beca de investigación y cuando terminó quiso quedarse, enamorado de la tierra que lo acogía y sobre todo de su gente. En su aventura, su mujer, además de apoyarlo, le prestó su apellido (típico de Cerdeña) para bautizar su tienda. Frongia – Emocions de Sardenya es un pequeño comercio especializado en productos como vinos, pastas y panes típicos de la isla.
Nada hacía presagiar que Alberto cambiaría el ámbito jurídico por un mundo de emociones culinarias. Desanimado por la inestabilidad de los proyectos de investigación en los que participaba y que le obligaban a empezar de cero constantemente, apostó por un cambio de vida radical. Dio el paso atraído por la posibilidad de poder transmitir a los catalanes aquello que más conocía: la cultura sarda. Así lo explica Alberto: “Catalunya y Cerdeña comparten muchas cosas. Son culturas milenarias que también nos describen a nosotros”.
La cultura culinaria que une
Para conseguirlo, el apoyo del programa Incorpora de “la Caixa” de Girona fue fundamental. Proyectar su idea en términos de objetivos y resultados no le resultó difícil, ya que de su etapa como investigador había adquirido soltura presentando proyectos. Con más de 7,7 millones en microcréditos concedidos a emprendedores a través de MicroBank, según Alberto Incorpora es “una manera de crear un valor social”. El emprendedor añade que la relación de confianza que se ha establecido con “la Caixa” “ha facilitado mucho el camino”.
El proyecto Incorpora ha concedido ya más de 7,7 millones en microcréditos con MicroBank
Una vez aprobado el proyecto en julio del año pasado, encontraron el local en la calle La Rutlla de Girona. Frongia no es una tienda de souvenirs y su cliente asiduo no es extranjero. El concepto de negocio no está pensado para turistas. De hecho, el propietario revela que escogieron un barrio de residentes como localización para “ofrecer una historia, una emoción, algo vivo y que pueda ser duradero, y no sólo un recuerdo”.
La respuesta no se ha hecho esperar. Según Alberto, la gente es abierta, curiosa y experimenta. Por eso su negocio cada vez más está cumpliendo una función divulgativa, convirtiéndose en un nexo de unión de la cultura sarda en Girona. “Queremos formar parte de la ciudad, del barrio, y poder descubrir de dónde somos”, concluye Alberto, quien no descarta llevar sus productos del escaparate a la mesa en un futuro no muy lejano.
Así es como el proyecto Incorpora sigue impulsando sueños de personas en situación de vulnerabilidad. De una peluquería con vocación de ayuda a los más necesitados hasta un comercio que une culturas milenarias: la sarda con la catalana. Son solo dos de los, hasta ahora, 2.169 emprendedores que han visto su idea de negocio hecha realidad.
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