El aliento de los refugiados
CEAR-Euskadi protege a las personasque huyen de su país y les acompaña enel proceso para obtener protección
Deia, , 02-05-2018HAY imágenes que han quedado guardadas en la memoria del colectivo, fotografías que calan en lo más hondo de cada uno. Y esa circunstancia se dio cuando Aylan, un niño sirio ahogado en una playa de Turquía, intentaba llegar a la costa para emprender junto con su familia un futuro alejado de las bombas que día a día caían y siguen cayendo en su país natal. “Imágenes como esas habíamos visto muchas antes pero esa marcó un antes y un después”, afirma con rotundidad Patricia Bárcena, directora de CEAR – Euskadi.
Ese punto de inflexión supuso que “Europa se comprometió a acoger a más de 160.000 personas”. Sin embargo, el porcentaje de cumplimiento se encuentra “alrededor del 11%”. “En su momento se tomaron decisiones interesadas, que tenían más que ver con acallar las voces del levantamiento ciudadano”, explica Bárcena. Por mucho que se instauren “cuotas” de entrada, la necesidad de huir va a seguir presenta y, “por unas vías u otras”, lo van a intentar.
El imaginario asocia la palabra refugiado a personas que se encuentran en mitad de conflictos bélicos, pero tal y como señala la directora de CEAR – Euskadi, “según la Convención de Ginebra, una persona refugiada es aquella que ha salido de su país por tener temor fundado a ser perseguida por razones de raza, nacionalidad, opinión política, religión o pertenencia a un grupo social determinado”. Bajo este estatuto legal, las personas que huyen de la guerra no tenían amparo y se creó la figura de la “protección subsidiaria”.
Si se cierra una puerta, habrá otra para tratar de huir, para buscar un futuro sin violencia. Por eso, las personas que llegan aquí tienen que realizar una serie de trámites en los que CEAR – Euskadi les acompaña. “Primero hacemos un diagnóstico de la situación y le informamos sobre cuál es el proceso para solicitar protección internacional, tanto a nivel jurídico como social. Es una cobertura integral”, precisa Patricia Bárcena. En ese primer momento, y una vez hecha la solicitud de asilo, “se le asigna una plaza en centros o pisos de acogida” que hay en el Estado en función “de si han iniciado un itinerario” de integración o no.
Y una vez que la variable jurídica entra en juego se chocan con la realidad, ya que “alrededor del 65% de las solicitudes son denegadas”.
“Cuando hablamos de refugiados pensamos en Siria, pero la nacionalidad principal es Venezuela”, subraya Bárcena, insistiendo en que “para nosotros, refugiada es toda aquella persona que se siente perseguida, no a quien el Estado reconoce como perseguida”. Y en ocasiones la decisión se puede demorar años aplicando “el criterio que llaman de prudencia”, que significa “vamos a esperar a ver si se resuelve el conflicto” y cuando este ha finalizado las solicitudes, en su mayoría, se deniegan.
En ese “itinerario” para buscar una protección cuentan con el respaldo de los voluntarios de esta entidad. “Procuramos que se sientan parte de la organización”, apunta la directora de CEAR – Euskadi, que detalla que “hay encuentros para hablar castellano, un grupo de tiempo libre que hace actividades los fines de semana” e incluso “un grupo de teatro”. Un acompañamiento para poner fin a la huida.
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