Canarias y la globalización

Canarias 7, 16-04-2006

Enviar a un amigo

ord=Math.random()*10000000000000000;
document.write(‘<\/script>’);

En las fechas actuales en la que los inmigrantes llegan a borbotones a las costas de las islas, es la mejor ocasión para reflexionar sobre un fenómeno que tiene su origen en la llamada globalización, una reflexión que demanda tanto la sociedad canaria como los propios inmigrantes. La mejor forma de entender a los que llegan y comprendernos a nosotros mismos es el diálogo y la reflexión, de ahí la pertinencia de este curso que acoge el Centro de Estudios de Historia Contemporánea a través de la Casa Museo León y Castillo de Telde, con la colaboración del Grupo de Investigación Sobre el Mundo Atlántico de la ULPGC.


Con este curso se pretende desentrañar las claves del proceso de mundialización de la economía y de la sociedad, proceso en el cual estamos inmersos, y, paralelamente, indagar sobre la situación y papel que a Canarias le ha tocado y le toca jugar en ello, haciendo especial hincapié en el movimiento de población. Tomamos como hilo conductor los movimientos de población en el Atlántico, en tanto en cuanto es un fenómeno de suma importancia en nuestro tiempo para las islas. De ahí la pertinencia de los objetivos: el análisis transatlántico, la conceptualización del tránsito entre fronteras, la importancia del mestizaje, la necesidad del diálogo para construir el futuro. Sabemos que la sociedad canaria se ha sido configurando a lo largo de la historia por incesantes movimientos de personas; para referirnos a su concreción parece pertinente la expresión plataforma o fronteras, términos que dan cuenta de un proceso que comenzó desde la etapa colonial cuando Canarias se convirtió, aprovechando su situación, en plataforma fronteriza y lugar de paso para aquellos que se desplazaban a otros continentes. En etapas más recientes, cabe emplearlo también para caracterizar el movimiento de personas que arriban a Canarias unas veces para quedarse otras tomando a las islas como plataforma para dirigirse a Europa. Temas que un elenco de contrastados especialistas van a analizar en estas jornadas.


La emigración ha sido una constante a lo largo de la historia del pueblo canario y ha devenido en un factor decisivo en la conformación de su identidad; actualmente asistimos a un proceso en dirección contraria: el hecho objetivo es el incesante arribo de personas a nuestras islas procedentes de otros continentes, aunque no sea estrictamente novedoso en nuestra historia. El ámbito geográfico de análisis se enmarca en el llamado espacio atlántico, entendiendo en este sentido la comunidad tanto de pueblos como de ideas, conceptos ahora más vigentes que nunca cuando asistimos a un proceso de globalización que implica el desplazamiento, a través de fronteras u océanos, de gentes, bienes e ideas, de tal manera que el mar es contemplado más como una vía de comunicación entre pueblos y comunidades que como una barrera.


Por otro lado, la mundialización, según la terminología francesa, o globalización para los anglosajones, no es un fenómeno reciente pues sus síntomas se detectan desde varios siglos atrás. Pero la sociedad y la economía global es una realidad nueva para la historia, distinta de lo que se conoce como economía mundial. Una economía mundial, es decir, una economía en la que la acumulación de capital ocurre en todo el mundo, ha existido en Occidente al menos desde el siglo XVI, como nos enseñaron F. Braudel e I. Wallerstein; sin embargo, una economía y una sociedad global es algo diferente, se trata de un fenómeno que permite que los procesos tengan capacidad de funcionar como una unidad en tiempo real a escala planetaria. Aunque el modo capitalista de producción se caracteriza por su expansión incesante, tratando siempre de superar los límites de tiempo y espacio, sólo a finales del siglo XX la economía mundial fue capaz de hacerse verdaderamente global en virtud de la nueva infraestructura proporcionada por las tecnologías de la información y la comunicación.


Aunque tiene antecedentes en siglos anteriores, el tema de análisis se enmarcan principalmente en la expansión europea en el siglo XIX, precisamente cuando el político grancanario Fernando León y Castillo ocupó diversos cargos de gobierno y diplomáticos participando en el modesto papel que a España le tocó jugar en la expansión europea ya que, después del desastre del 98 y la pérdida de las colonias, la política española quedaba prácticamente relegada a su interior, siendo necesario, tal y como el ilustre teldense propusiera, recurrir a las alianzas británica y francesa si se quería potenciar las escasas opciones de los españoles en África, jugando Canarias un papel estratégico principal en esta política, opción comprensible en el contexto de la época aunque hoy nos puedan parecer discutible.


El curso lo celebramos en Telde, ciudad que goza de un espléndido presente y un prometedor futuro, pero necesitada de proyectos ilusionantes para sus conciudadanos. Son evidentes las raíces y la vocación atlánticas, las cuales fueron reconocidas en la celebración de su 600 aniversario de su fundación; así lo atestiguan numerosos estudios realizados al respecto. Tanto la ciudad de los faycanes como Canarias en su conjunto, debe y puede afrontar su futuro nutriéndose de la experiencia de ese rico pasado enmarcado en el mundo atlántico pero con una mirada puesta en la globalidad, como la actualidad demanda.


Opinión. «Ahora que los inmigrantes llegan a borbotones a las costas de las Islas, es la mejor ocasión para reflexionar sobre un fenómeno que tiene su origen en la llamada globalización». 2 Miguel Suárez Bosa / Profesor de la ULPGC

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)