Ultimátum a los campamentos de la plaza de Catalunya
El ayuntamiento se resiste a confirmar la expulsión de personas sin hogar e independentistas
El Periodico, , 17-04-2018A medida de que se acerca el día de Sant Jordi se ha agotado el tiempo de los acampados en la plaza de Catalunya. El ayuntamiento les ha advertido de que el espacio debe estar vacío para el día 23. Y esta mañana agentes de la Guardia Urbana han acudido a la plaza para avisar tanto a los sintecho como a los independentistas (los dos colectivos que, por motivos bien diferentes, pernoctan ahí desde hace meses) de que este martes es el último día que tienen para recoger sus tiendas. Así lo ha explicado a este diario Miky, portavoz de la acampada de personas sin hogar, también conocida como Acampada X Drets.
Si bien fuentes municipales no confirman que hoy vaya a haber un desalojo en la plaza de Catalunya, los ahí acampados temen una expulsión inminente que, sospechan, llegará esta noche o en la madrugada del miércoles. "No nos vamos a mover", ha asegurado Miky, quien defiende que están ejerciendo su “derecho de manifestación”. “Ninguna ordenanza municipal está por encima de la Constitución española”, ha dicho. La Carta Magna recoge una serie de derechos que, según él, las personas sin hogar ven vulnerados día tras día.
El ayuntamiento, que evita utilizar la palabra “desalojo”, ha invitado a los manifestantes a levantar el campamento en repetidas ocasiones antes de Sant Jordi y pasar a convertirlo en un "punto de información" acerca de sus reivindicaciones. Según los servicios sociales del consistorio, ninguna de las dos acampadas reivindicaticas de la plaza de Catalunya son “representativas del movimiento” ni tampoco “creíbles a nivel de interlocución”.
El intercambio de reproches es constante entre el ayuntamiento y la Acampada X Drets. El primero acusa a los manifestantes de negarse a utilizar los recursos municipales que les oferta, mientras que los segundos aseguran que estos recursos no son suficientes y que no se les ha hecho otra propuesta además de desalojar la plaza sí o sí antes del día 23.
El activista sintecho Lagarder Danciu es uno de los que este martes han estado apoyando la acampada. “En septiembre me reuní con Ada Colau y la directora del Área de Derechos Sociales del ayuntamiento, Laia Ortiz, y se comprometieron a la remunicipalización de los servicios sociales, pero Barcelona sigue siendo la ciudad de España donde más personas sin hogar hay”, critica este rumano. “Estamos más indignados que nunca porque Colau fue activista de la PAH”.
Entre las personas sin hogar acampadas en la plaza de Catalunya se encuentran diferentes perfiles. Algunos, como Danciu o como Miky, el portavoz, son activistas, pero otros muchos son simplemente personas que no tienen donde dormir y que aprovechan para acampar con más gente para esquivar los peligros que entraña dormir en la calle noche tras noche.
Uno de los casos más extremos es el de Juan, de 55 años, cuya salud pende de un hilo. “Además de enfermo de cáncer, estoy esperando una operación de corazón”, explica sentado en una silla, a la sombra. Lleva cuatro meses en la calle mientras espera que le asignen un piso de acogida. “En un albergue no puedo estar”, apunta. Cobra una pensión de poco más de 400 euros y, para entrar en una habitación, le piden el pago de una fianza y dos meses por adelantado. “No puedo asumirlo”.
Junto a él se encuentra Abdelklim Khalil, marroquí de 50 años, que lleva dos meses y medio esperando por una plaza en un albergue. Este, de hecho, es uno de los puntos de los que más se quejan los acampados: el largo tiempo de espera para acceder a los hostales municipales. Khalil, que trabaja como intérprete para la policía (“ahora llevo tiempo sin trabajar y solo cobro por servicio”, señala"), critica el mal funcionamiento de los centros de emergencia: "En febrero, durante la ola de frío, nos tuvieron allí tres días y después nos echaron".
Pasar a dormir en la calle comporta muchos más cambios que el quedarse sin vivienda, algo lo suficientemente duro por sí mismo. Implica, por ejemplo, abandonar los estudios. Como le sucedió a Fran, de 40 años, uno de los acampados que ha tenido que dejar un curso de Femarec. O Miguel Ángel, de 20 años, que estudiaba electromecánica y que hace 14 días que duerme en la plaza de Catalunya junto a su hermano, de 36. Ambos se quedaron en la calle en agosto. “Nuestra madre ha tenido más suerte: ella consiguió un albergue”.
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