Unos 10.000 escolares catalanes hacen novillos regularmente
El Periodico, 15-04-2006Unos 10.000 alumnos catalanes, un 1,2% de la población escolar de entre 6 y 16 años, engrosan las estadísticas de absentismo escolar regular al faltar trimestralmente a más del 25% de las jornadas lectivas. Las ausencias del alumnado obedecen a diferentes razones, a menudo a más de una, pero detrás de buena parte de ellas se esconde el desinterés del alumno, y a menudo de sus familias, por lo que hace y aprende en clase.
Los últimos datos que maneja la Conselleria d’Educació, referidos al curso 2003 – 2004, evidencian que la magnitud del problema es mayor en la ESO, donde son más de 6.000 alumnos los que hacen habitualmente novillos. El fenómeno se agudiza al concentrarse en las poblaciones de la corona urbana de Barcelona y en la provincia de Tarragona, demarcación en la que se dan tasas que rondan el 3% de ausencias en tercero y cuarto de ESO.
El subdirector general de la Inspección, Jesús Viñas, advierte que la estadística no es en este caso un fiel reflejo de la realidad porque hay alumnos que figuran como ausentes en las aulas de ESO y que, en realidad, lo que han hecho es abandonar las clases tras haber cumplido los 16 años – – edad en la que finaliza la escolarización obligatoria y por lo tanto desaparece la obligación legal de acudir a la escuela – – sin que se les haya dado de baja. Pero también admite que “los absentistas esporádicos, los que se escapan unas horas o faltan algún día, y son visibles porque a esas horas o en esos días están en la calle, tampoco se contabilizan”.
EL COLECTIVO EXTRANJERO
Viñas dice que no se ha hecho ningún estudio que relacione la incidencia del absentismo con el colectivo de inmigrantes, aunque reconoce que la presencia de más de 100.000 extranjeros en el sistema escolar es probable que “haya podido ayudar a subir la cifra”. “Un chaval de 14 años no deja su país y viene aquí para ir a la escuela”, reflexiona.
La casuística muestra, según el responsable de la Inspección, que se dan “razones culturales, económicas o de desestructuración social y de fracaso escolar” en las faltas continuadas a clase, pero que las últimas son más frecuentes.
Es verdad que hay colectivos como el gitano donde el absentismo es abultado, pero hay otras creencias extendidas, como la que las niñas y adolescentes magrebís dejan de ir a clase para cuidar de sus hermanos, que Viñas cuestiona. “Los niños magrebís son más absentistas que las niñas. Con ellas tenemos dificultades en los institutos a la hora de que hagan Educación Física. Es obligatorio llevar chándal y el que no lo lleva no hace gimnasia. Sus padres en ocasiones no sólo no quieren que hagan gimnasia, sino que se vistan de determinada manera”, explica.
Las aulas de acogida han mejorado la situación de los alumnos magrebís aficionados a los novillos, aseguran fuentes de Educació. “Tienen un tutor, alguien que se ocupa más de ellos. Y es más difícil escaquearse. Todo el mundo se da cuenta”.
En los institutos, si un alumno no acude a clase a las nueve de la mañana, se le llama por teléfono a casa. Y si no es posible contactar con la familia por ese sistema, se hace por escrito. Ahí los expertos alertan del absentismo “consentido”, pues han observado que los padres “acostumbran a justificar las ausencias, al menos verbalmente”, refiriéndose, por ejemplo, a enfermedades inexistentes. El fenómeno también se aprecia en la educación infantil (3 – 6 años), donde los índices de absentismo no se corresponden con la mayor probabilidad de que los niños más pequeños enfermen.
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